Fuentes vence más que convence. Suma puntos, eso sí, aunque a trompicones. Escribe sobre la cancha un discurso titubeante, deslavazado. Los tres sets de esta tarde han caído del lado del equipo fontaniego, lo mismo que podían haber caído del lado del Alcorcón. El 3-0 es el resultado más de la suerte que del buen juego: el primero por 26-24, el segundo por 25-22 y el tercero por 25-22. El partido de esta tarde en el pabellón de la Estación ha sido como una moneda tirada al aire tres veces que, por fortuna, ha caído de cara para las de Fuentes. Como podía haber caído de cruz. La principal flaqueza en este momento está en el ataque y en la sincronización. Lo segundo se alcanza con tiempo de juego, lo primero es más difícil, aunque no imposible.
Errático es el diagnóstico que mejor define la actitud mostrada por el equipo, sin duda porque todavía está en construcción. La competición acaba de arrancar y son muchos los cambios sufridos con respecto al conjunto de la temporada pasada. El contraste se hace mayor cuando se mira atrás. Fuentes está acostumbrado a más brillo. Dice el entrenador Moisés de Hoyo que el equipo entrena mejor que compite. Como si las deportistas se vieran afectadas por una especie de miedo escénico, igual que un actor novel sale a escena sin creerse el papel que debe interpretar y temiendo el abucheo en vez de buscar el aplauso. Fuentes tiene un equipo que promete, pero todavía dista bastante de contar con un conjunto armonizado, con la maquina de engranajes sincronizados y engrasados que llevó a las fontaniegas al liderazgo del grupo la pasada temporada. El reto de Moisés de Hoyo es conseguir que el equipo sea algo más que la suma de sus jugadoras.
De lo escrito hasta aquí podría deducirse que el equipo es un desastre, pero sería una conclusión errada, además de injusta. Al equipo le falta rodaje, es cierto, pero el balance de los cuatro partidos jugados hasta ahora, a efectos de eficacia, no difiere de lo ocurrido la temporada anterior. Tres victorias en cuatro partidos no son moco de pavo para un equipo que ha sido sometido a una renovación profunda y necesita tiempo para el ajuste. Tal vez por eso, Fuentes empieza todos los sets cediendo puntos, iguala a mitad del periodo y acaba dejando la victoria al albur de la suerte final. Pero sumar a estas alturas de la competición nueve puntos de los doce disputados no es mal balance. Llegará el momento para que la incertidumbre dé paso a la voluntad, el desconcierto a la eficacia en la recepción y la fortuna a la contundencia del ataque.