El parque de los Luchadores de la Libertad, un espacio público que hemos ido construyendo en Fuentes con esfuerzo y respeto, ha sido violentado y ultrajado por un grupo de desalmados. Queremos pensar que buscaban hacer daño por hacerlo y que se trata de la acción de un grupo de tendencia fascista que no sabe respetar los principios de libertad de pensamiento, de acción e incluso de veneración. El parque simboliza la justicia, la libertad, la reparación y, sobre todo, el cariño hacia las víctimas de la sinrazón. Por lo tanto, los que han causado los destrozos representan la injusticia, la represión y el odio.
Los atacantes han roto y sacado de su soporte de hierro el cartel que declaraba a este parque sitio de la memoria histórica andaluza. Han roto farolas, llenado de botellas y residuos de una fiesta de botellón las rotondas y sendas, destrozados los parterres y plantas. En definitiva, han ultrajado un parque que es símbolo y ejemplo para toda la ciudadanía. A las personas que han realizado este acto vandálico hay que decirles que quizá hayan ultrajando la memoria de algún antepasado suyo, abuelo, tío, primo o pariente más o menos cercano a alejado de nosotros, pero al fin de cuentas un antepasado que por sus actos y por el padecimiento que produjo su muerte a sus familias debe ser respetado al máximo. Y si no hubiera ningún familiar suyo que sufriese en la guerra y en la postguerra, nuestro respeto debe ser también llevado a la máxima expresión por sus familias.
Queremos hacer un llamamiento a las autoridades locales, a nuestros vecinos y a todos en general para que se conserve y protejan los espacios públicos, éste de forma muy especial por lo que representa en la memoria de Fuentes. El Parque de los Luchadores de la Libertad debe ser defendido por todos. El parque es fruto del esfuerzo de muchos. Hace ya varios años que la Asociación de la Memoria Histórica propuso al ayuntamiento destinar el recinto del antiguo cementerio, que había sido trasladado a otro lugar años antes, a parque en memoria de los fontaniegos y fontaniegas que perdieron su vida por defender las libertades individuales, la democracia y el gobierno legítimo de la República.
Todos conocemos los hechos ocurridos en nuestro pueblo en el verano del 1936, en el que entre los meses de julio y septiembre asesinados vecinos y vecinas nuestras sin ninguna justificación ni juicio previo, como tienen derecho todos los hombres y mujeres, sean cuales sean sus situaciones. Un estado de derecho debe garantizar a todos el acceso a un proceso judicial por muy perversos que sean y por muy atroz que sea su delito. Debe ser un juez el que los juzgue y concederle la oportunidad a la mejor defensa posible. Ninguno de los asesinados fue escuchado previamente, a ninguno se le atribuyó ningún delito. Su única "culpa" fue la defensa de sus ideales políticos, los que los tenían, la defensa de sus reivindicaciones laborales o la defensa de sus familiares.
A ninguna de las 116 personas fusiladas se le dio ni la más mínima oportunidad de mostrar a sus verdugos su verdad y sus pensamientos. No se escuchó a nadie. Los presos no sabían cuándo era llagada su hora de partir a la muerte. Sus familiares iban con miedo a visitarlos a la cárcel, situada en el actual hogar del pensionista, y llevarles comida u otros enseres que necesitaban, porque temían que el guardián de turno les dijera: “¡Llévatelo porque ya no lo necesita!”. Dolor de padres, dolor de hermanos, dolor de hijos. Cuánto dolor inútil se expandió por Fuentes en aquel triste verano.
Pero no queremos dejar de recordar su sacrificio, la inmensa lección que dieron a las futuras generaciones. Los muchos años de la dictadura franquista no han sido capaces de hacernos olvidar a estas personas y el honor de su muerte. No podemos permitir que las generaciones de hoy y las de mañana olviden su sacrificio en pro de la libertad y de la justicia. No podíamos permitir que su lucha, su profundo sacrificio, caiga en saco roto, darles la espalda. Por ello, la Asociación de la Memoria Histórica Fontaniega empezó a crear un espacio público al que se le puso el nombre “Parque de los Luchadores por la Libertad”.
La asociación pensó que había que dejar viva a cada una de las personas que aquel verano murieron a manos de sus verdugos por el sólo hecho de pensar diferente a ellos. Como es imposible devolverles la vida, se creyó que cada uno de los árboles fuera ahora y para siempre la representación de cada una de las víctimas y a cada uno se le puso el nombre de una de las personas que murió a causa de la incomprensión y de la sinrazón. Ahora están representados imaginariamente en cada árbol. Es una forma de perpetuar su memoria y evitar su olvido.
Los familiares de las víctimas y demás miembros de la asociación fueron, con su esfuerzo y tesón, dando vida al parque, plantando setos, árboles y plantas ornamentales, instalando farolas, bancos y otros elementos para que el parque fuera visitado y usado por los fontaniegos. Siempre se contó con la ayuda económica y de apoyo del ayuntamiento para llevar a cabo estas acciones.
Además, al parque se le fueron instalando elementos de representación de nuestra historia reciente. Así, se dotó de un pequeño arco de triunfo a la entrada en su reconocimiento, como figura en la lápida que tiene. Se instaló una figura que representa el “Pozo del Aguaúcho”, donde la tradición oral transmitida de generación en generación asegura que habían sido arrojados los cuerpos sin vida de mujeres jóvenes de Fuentes después de haberlas violado. Esta figura, que es visitable, nos permite ver un pozo invertido y al entrar y mirar hacia el cielo da una sensación de oscuridad y penumbra, tal y como sentiría uno al ser arrojado a su interior. De él salen al cielo unas palomas buscando la libertad, símbolo de las mujeres del Aguaúcho. Junto a él, una placa contiene el nombre de cada una de las 116 víctimas de aquel horrible verano del 36.
Siguiendo la actuación sobre el parque, se solicitó a la Junta de Andalucía que lo declarase lugar de la Memoria Histórica de Andalucía, como así consta en el cartel situado a la entrada del mismo, que la Junta mandó poner como testimonio de esa declaración.
Para que las paredes que lo rodean estuviesen vivas, alumnos y alumnas de los I.E.S. de la provincia y pintores locales y foráneos pintaron motivos alusivos a la memoria histórica de Fuentes o a hechos ocurridos en la guerra civil. Dotamos a la campaña de un lema “Dale viva a las paredes”, por lo que la mayor parte de las paredes están pintadas con temas alegóricos a la tragedia.
Este año la asociación ha solicitado al ayuntamiento que construya un monolito en donde los alumnos y alumnas del I.E.S. Alarifes Ruiz Florindo coloquen un mosaico con azulejos diseñado y creado ellos mismos, así como un camino que llegue hasta la muralla del fondo en donde se tiene pensado poner un mosaico, que está diseñado ya, para hacer el Muro de la Memoria.