Fortalecer servicios públicos como la sanidad, la educación o la atención a la dependencia generarían beneficios a la economía real andaluza al ser pilares fundamentales del bienestar social, además de desempeñar un papel clave en el desarrollo económico y la creación de empleo en Andalucía. Un sector sanitario público andaluz fuerte y accesible genera empleo directo al contratar con estabilidad a miles de profesionales, como médicos, enfermeros, técnicos, administrativos y celadores. Crea empleo indirecto en sectores como la industria farmacéutica, el suministro de equipos médicos, el mantenimiento y la limpieza de instalaciones.

El modelo preventivo de sanidad pública reduce sustancialmente los costes sanitarios a largo plazo. El acceso universal a la atención primaria ayuda a evitar enfermedades crónicas y graves, consiguiendo así un menor gasto sanitario para el sistema, lo que tendría un efecto directo en el aumento de la productividad laboral, mejoraría la calidad de vida de las personas y, como resultado, atraería a profesionales y empresas. También favorecería el turismo sanitario. Andalucía, como destino turístico, se beneficiaría de un sistema sanitario de calidad que atendiera a visitantes internacionales en situaciones de emergencia.

El modelo de sanidad que defiende el gobierno de Moreno Bonilla es el que interesa al sector privado, que no es otro que el curativo, que solo interviene después de que la enfermedad haya aparecido. Este es el negocio, tener población enferma. Mientras que el modelo preventivo busca evitar la aparición de enfermedades, esto es, mantener una población sana.

La educación pública tiene como objetivo principal una formación profesional cualificada y el acceso a la misma, mejorando las competencias y habilidades de la población, lo que reduce la precariedad laboral y aumenta la productividad en sectores clave de la economía andaluza. La inversión pública en las universidades públicas andaluzas obtendría beneficios significativos para la economía local. Lo primero genera empleo directo e indirecto, desde personal docente y administrativo hasta trabajos en servicios de apoyo. Atrae inversión, pues la universidad actúa como centro de investigación y desarrollo, ganando inversiones tanto públicas como privadas.

Las universidades públicas andaluzas producen transferencia de conocimientos y tecnologías a las empresas locales, haciéndolas más competitivas, esto hace más fuerte la economía real de Andalucía, lo que sin duda supone una contribución significativa al PIB andaluz. Otro de los beneficios es la retención de talento en Andalucía, ya que las universidades públicas forman a profesionales cualificados que pueden contribuir al desarrollo económico real de nuestra nacionalidad histórica. Esto muestra cómo la inversión en educación superior puede tener un impacto positivo y duradero en la economía local, lo que contribuye a reducir las desigualdades sociales como consecuencia del acceso a la educación y reduce las brechas social y económica, permitiendo que más personas participen activamente en el mundo del trabajo.

Un sistema educativo público andaluz fuerte emplea a un gran número de docentes, administrativos y personal de apoyo, además de crear demanda en sectores como la construcción (infraestructuras educativas) y la tecnología (equipos educativos y digitales). Una educación pública andaluza sólida fomenta la creatividad y el emprendimiento, ayudando a diversificar la economía real andaluza y a impulsar sectores emergentes.

En la atención pública a la dependencia o sector de los cuidados, la agilización e implantación de ayudas directas a familiares para el cuidado de dependientes en Andalucía tiene un impacto económico significativo. Reduce la pobreza al permitir que más miembros de la familia tengan un trabajo remunerado. Incrementa la demanda de servicios, generando un aumento en la producción y el empleo en el sector de cuidados y, por supuesto, mejora el bienestar social al proporcionar apoyo financiero y emocional a los cuidadores, mejorando su calidad de vida. El impacto económico es importante, especialmente en zonas rurales, dinamizando esas economías locales, creando oportunidades en áreas con menor actividad económica. También fomenta la economía social, habida cuenta de que muchas cooperativas y empresas del tercer sector participan en la prestación de estos servicios, tonifica un modelo económico sostenible y solidario.

El fortalecimiento de los servicios públicos es determinante en la reducción del desempleo en Andalucía, muy afectada por este grave problema social, pues se beneficia del fuerte empleo impulsado por los servicios públicos y por el estímulo en el consumo local. Los salarios de los empleados y las empleadas de estos sectores se reinvierten en la economía local, dinamizando, a mejor, otros sectores como el comercio y la hostelería. Genera cohesión social y estabilidad económica, fomentando un entorno más justo, estable y atractivo para la inversión productiva.

En conclusión, los servicios públicos como la sanidad, la educación y el sector de los cuidados, no solo garantizan derechos esenciales, sino que también actúan como motores económicos clave en Andalucía al generar empleo, reducir desigualdades y estimular el crecimiento económico sostenible.