Cien por cien sanidad pública, pura salud. Sin recortes ni tejemanejes privatizadores. La sanidad no se vende, se defiende. Es lo que varios miles de personas procedentes de todos los pueblos del área sanitaria han reclamado esta mañana en Osuna. Para juego malabares, el circo. Para jugar a la ruleta, el casino, no la política sanitaria. Osuna ha vivido a partir de las once una riada humana llegada de Pedrera, Estepa, Los Corrales, Herrera, Badolatosa, Lora de Estepa, Casariche... Una marea de todos los colores en respuesta a la convocatoria de la plataforma Marea Blanca en defensa de la sanidad pública. Un centenar de los manifestantes han llegado desde Fuentes convocados por la Asociación de Consumidores y Usuarios y desplazados en el autobús dispuesto por el ayuntamiento y en un buen número de coches particulares.
Una hora antes de la manifestación, las calles de Osuna ya eran un mar de gorras blancas, pañuelos blancos, corazones verdes. ¿Una invasión turística? No, una manifestación contra los recortes sanitarios. ¿Una romería? No, una marcha contra la privatización de los servicios públicos. Que en salud no te den gato por liebre. Que en San Telmo andan trabajando en la privatización. Que la salud no se vende. Un kilómetro de personas ocupando todo lo largo que separa la plaza del ayuntamiento del hospital de la Merced, sede de la gerencia del área sanitaria de Osuna. Por lo dicho de ellos, al gerente han debido de zumbarle esta mañana los oídos, lo mismo que a Juan Manuel Moreno Bonilla.
Entre lo dicho, que España ha dejado de tener un sistema sanitario envidiado por todo el mundo. Que en el ranking de las 17 comunidades autónomas, Andalucía ha pasado en cinco años de la sexta a la última posición. Que dentro de Andalucía, la zona básica de Estepa, perteneciente al área sanitaria de Osuna, es la peor de todas. Fuentes no anda muy lejos. Entre lo dicho, que el gerente del área es un inútil. O eso o que si es útil lo será para los intereses económicos que esperan el deterioro definitivo de la sanidad pública, cuyo fin no es otro que echar a los pacientes en brazos de los seguros privados.
La situación es grave en general, con interminables listas de espera, pero dramática en zonas como Estepa, donde la mitad de las plazas se médico están sin cubrir, no hay pediatras y un único punto de urgencias para una población de 40.000 habitantes. Enumerar aquí la lista de carencias, maltrato, desidia, falta de recursos materiales y humanos... sería larga e innecesaria. Innecesaria por sabida y por sufrida por la población, que está que trina con los recortes sanitarios. Unos usuarios se manifiestan y otros, no, pero el enfado es patente.
Han intervenido Carmen Roldán, joven de Herrera que lleva meses organizando concentraciones semanales a las puertas de su centro de salud, Nuria Roig, portavoz de la Marea Blanca, y Sebastián Martín Recio, médico jubilado y ex alcalde de Carmona. Martín Recio ha señalado que la sanidad está enferma, grave y todavía le siguen sacando sangre para dársela a la sanidad privada, que está oronda. En todas las intervenciones, datos y más datos que abundan en lo sabido. Lo sabido es que la sanidad pública es, desde que en 2008 empezó esta sucesión encadenada de crisis, un barco a la deriva en cuyo puente de mando hay un capitán dispuesto a conducir a los pasajeros al naufragio total a cambio de intereses de sobra conocidos.
Por eso la Asociación de Consumidores y Usuarios de Fuentes decidió nada más constituirse hace unas semanas sumarse a la plataforma Marea Blanca de la Sierra Sur y hacer un llamamiento a participar en esta manifestación, a la que se ha sumado el ayuntamiento. El alcalde ha asistido a la marcha, lo mismo que muchos de las localidades afectadas. Muchos manifestantes de la segunda y de la tercera edad. Los jóvenes viven en la ilusión de tener un lejano horizonte de salud. Fuentes casi los últimos de la marcha entre la plaza del ayuntamiento y el hospital comarcal. Los últimos, los de Aguadulce, dulce agua que pasadas las doce ha hecho amago de dejarse caer desde el cielo. Un espejismo apenas. Un chaparrón de manifestaciones como la de esta mañana hacen falta si los usuarios quieren torcer el rumbo a la voluntad privatizadora a los gobiernos.