¡Negocio, negocio, negocio! La sanidad es un descomunal negocio que mueve 87.000 millones de euros al año. Un negocio codiciado por las fuertes compañías de seguro. Pero para hacerse con él es necesario antes deteriorar el sistema sanitario público para que, quien tenga dinero, se haga un seguro privado. En eso están unos y otros. Los usuarios andan indignados y sin saber qué hacer para evitar que el servicio público sea transformado en beneficencia para pobres, mientras los que tienen dinero disfrutan de exclusiva clínicas privadas. Negocio, negocio, negocio.
La anterior descripción de lo que ocurre en la sanidad pública es un resumen de lo explicado anoche por Juan Monedero (médico) y Nuria Roig (radióloga), portavoces del movimiento ciudadano Marea Blanca en el salón de la Huerta de Fuentes. El acto en defensa de la sanidad pública, con abundante público, ha sido la primera acción organizada por la recién constituida Asociación de Consumidores y Usuarios de Fuentes, uno de cuyos principales objetivos es exigir un sistema sanitario de calidad ante los ataques que está sufriendo. Desde que empezó el acoso en 2008, España ha pasado a estar entre los tres países del mundo con mejor sistema sanitario a ocupar el décimo puesto, ha señalado Juan Monedero.
Los portavoces de la Marea Blanca han dicho que eso ocurre, entre otras cosas, por un brutal recorte de personal que provoca, por ejemplo, que en muchos pueblos del área sanitaria de Osuna, a la que pertenece Fuentes, se haya reducido el número de médicos a la mitad y en otros directamente no haya ningún médico. En Fuentes se suprimió el médico de tarde y el pediatra. Pero es que en la zona básica de Estepa, de 31 médicos que había han quedado 15, de los que 9 han pedido el traslado. Así que en breve habrá siete u ocho.
En 26 pueblos del área sanitaria de Osuna no hay pediatras. Quedan algunos en Écija y Osuna. Lora de Estepa ya no tiene médico y Badolatosa y Matarredonda tienen uno compartido tres horas al día. En La Roda de Andalucía queda uno de los tres médicos que había. Faltan médicos y médicas, escasean los profesionales de la enfermería, los administrativos. La descripción no hace otra cosa que ponerle número a algo que la ciudadanía sabe de sobras porque lo sufre en sus propias carnes cada vez que necesita atención sanitaria. Nadie contesta al teléfono para pedir cita, tiene que desplazarse a otras localidades, parra cualquier urgencia hay que ir al hospital, donde las esperas son eternas, los especialistas dan cita para dentro de cuatro, cinco o seis meses...
¿Con lo que ha pasado en los últimos años puede España decir todavía que tiene un sistema sanitario universal y equitativo? Sí, pero cada vez peor, ya menos universal y menos equitativo que antes. Si el sistema sanitario en España está enfermo, en Andalucía agoniza. Los seguros privados están creciendo espectacularmente porque todo el que puede huye de las esperas, de la tensión que se respira en los centros de salud y en los hospitales. Todo esto no es casualidad, sino que responde a una estrategia perfectamente elaborada para arrimarle dinero a las clínicas privadas.
El diagnóstico de la enfermedad que sufre el sistema sanitarios está claro, pero ¿qué hacer?. La pregunta resonó en los oídos de muchos asistentes al acto de ayer en el salón de la Huerta. Organizarse para defenderlo con uñas y dientes. Asociarse, manifestarse, presentar quejas y votar a partidos que defiendan lo público. Los ataques al sistema no nacieron ayer. Vienen de tiempo atrás y han sido realizados por diferentes partidos, que actúan como meros ejecutores de decisiones que se toman lejos del Congreso de los Diputados y del Parlamento de Andalucía.
El voto y la resistencia son las principales armas con las que se defienden derechos universales como son la salud y la educación. Por eso, los organizadores del acto de ayer en el salón de la Huerta llaman a participar el día 29, sábado de la semana que viene, en la concentración convocada ante el hospital de Osuna, sede de la gerencia del área sanitaria a la que pertenece Fuentes. Es probable que un autobús salga de Fuentes. Si la población no defiende el sistema sanitario público, la salud acabará siendo para quien la pueda pagar.