La sintonía de la siesta en aquellos años de Fuentes empezaba con el sainete radiofónico “El tío Pepe y su sobrino”, entretenimiento de hombres, y seguía con el folletín sentimental “Simplemente, María”, directo al corazón de las mujeres. Circo y sufrimiento, vodevil y tragedia, las dos almas de una España pobre y sin horizontes. Devota de Frascuelo y de María, de espíritu burlón y de alma quieta, escribió Machado. El Fuentes de los años setenta abocado a la emigración bajo el signo del humor y del dolor, del fútbol y del desamor. El alma burlesca de unos hombres caricaturescos, la comedia bufa de la vida, la socarronería y la burla, seguida del alma desgraciada de unas mujeres sometidas y solas.
A las tres y media arrancaba en Radio Sevilla “El tío Pepe y su sobrino” y acabado el humor, sobre las cuatro de la tarde, irrumpía la radionovela “Simplemente, María”. Era cuando Radio Sevilla todavía se anunciaba como la Sociedad Española de Radiodifusión (SER) y el Tío Pepe adoptaba el papel de un mordaz sevillista que mantenía chispeantes diálogos con su sobrino bético. María era simplemente una muchacha santanderina que se veía obligada a emigrar a Madrid para trabajar como criada en casa de unos señores. ¿Hacía falta algún ingrediente más para garantizar el éxito de ambos programas?
Por eso medio Fuentes sacrificaba la siesta en aras de aquellas historias que brotaban del Telefunken. La burla, la puya, el retintín marcaba, al modo de los sainetes de los hermanos Álvarez Quintero, el dialoguillo del Tío Pepe y su sobrino. Saltaba a la vista que Juan Tribuna, el guionista, había mamado de las ubres del autor de “Sangre Gorda”. Luego dijeron que los diálogos cargados de humor e ironía los inventaron en Madrid. Que les pregunten a los Morancos o a Los Compadres. ¡Todo está inventado hace tanto tiempo, aunque parezca que empezó ayer!
El humor en la crónica del fútbol podíamos decir que lo inventaron el Tío Pepe y su sobrino, con la sal gorda de Juan Tribuna. A los fantaniegos de aquella época les vino como anillo al dedo. Ponme una tostá del Betis con aceite y ajo, mucho año. Ajo y agua. decía el guasón al entrar en el Catalino y ya sabía el Bobi que era la media de abajo y que el parroquiano venía pidiendo guerra porque la tarde anterior había escuchado al Tío Pepe y su sobrino.
En Fuentes, el Tío Pepe podía haber sido Juan León "Negro Jerrero" y su socio Rafael Moreno "Mollete", el sobrino bético. Los diálogos habrían ido por los mismos derroteros, aunque la guasa no siempre acababa tan amigablemente como en el guion ideado por Juan Tribuna. Tampoco es que llegaran a las manos, pero en ocasiones los morros podían durar semanas. La sal de los lunes consistía en enrabietar al contrario y en eso, Fuentes ha sido siempre maestra en sangre gorda. En vez de dar los buenos días, Rafael llegaba al taller con un “ha perdido el Sevilla”, a lo que Juan respondía “pero el Betis está en segunda y el Sevilla en primera”. Eso marcaba el devenir del resto de la jornada. La pelea entre el Sevilla y el Betis era la pasión, la única válvula de escape.
Aficionados de Fuentes como José García, camionero, decía que en un Betis-Sevilla podría haber hasta puñaladas. Tal vez fuese una exageración de José García, Pepe el Pulga. En el otro bando, Manolín y Fernandito, los panaderos tiraban la chinita a los sevillistas. Todos los domingos iban a ver el Betis y, de paso, cuando iban por Sevilla paraban en los semáforos a meterse con las mocitas. Muy sevillistas en Fuentes eran los hermanos Silvestre, albañiles aficionados al cachondeíto con los béticos, sobre todo a Rafael.
En la década de los 70, los lunes no eran al sol, sino a la sombra de los resultados del domingo fútbol. A eso de la una y media, cuando tomaban la tapita de chorizo y morcilla con vino blanco, aprovechaban para poner Radio Morón y escuchar los resultados de la categoría del Fuentes, que militaba en la segunda regional. Paco Mateo era un incondicional seguidor del programa. Fuentes se enfrentaba con los pueblos de la Sierra Sur: La Roda de Andalucía, Morón, Alameda, Herrera, El Coronil, Real de la Jara, Pedrera…
Luego, el broche del día llegaba con el Tío Pepe y su sobrino, protagonizado por Manolo Méndez, que hacía el papel de tío sevillista y Pepe da Rosa, que interpretaba al sobrino bético. Allí decían sobre los fichajes, jugadas polémicas y declaraciones sabrosas, todo con la gracia y el doble sentido que a nosotros nos hubiera gustado manejar. Cuarenta años duró aquel programa de humor emitido Radio Sevilla en nuestra adolescencia. Pepe da Rosa falleció en 1986 y 7 años más tarde lo hizo Manolo Méndez.