Lo ocurrido esta primavera en el olivar de Fuentes era esperado y volverá a producirse cada vez con más frecuencia como consecuencia de las alteraciones atmosféricas provocadas por el cambio climático. Lo anunciaba un informe del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA) publicado en 2019. En ese informe puede leerse que los "daños por estrés térmico en la floración serán más frecuentes a pesar del adelanto de la misma. De esta manera, la probabilidad de ocurrencia sube hasta el 56% de los años en la zona de Baeza y en zonas en las que en la actualidad no se observan daños, como Sevilla u Osuna, donde el porcentaje de años con daños llegaría hasta el 10-17%".
Es decir, en la previsión menos pesimista, uno de cada diez años podría suceder algo parecido a lo de esta primavera. Según ese informe, en el periodo 2021-2050 el adelanto de la floración será de 5-6 días en la Loma de Úbeda (Jaén) y afectará a todas las variedades de olivos. Para los años 2071-2100, el adelanto previsto es de 17 días. En otras zonas olivareras, el informe habla de "adelantos menores". Sin embargo, los expertos creen que esa previsiones son optimista porque los cambios en la climatología se están acelerando a mayor velocidad de lo esperado.
El informe se refiere de forma específica de la Campiña sevillana, donde se encuentra Fuentes, y apunta que el cambio climático afectaría al olivar por falta de frío en los inviernos y por unas necesidades de riego "altas", algo que difícilmente puede hacerse por falta de precipitaciones. No preveía daños por calor en la variedades arbequina y picual, aunque en el reciente episodio de ola de calor sí ha dañado a la primera de ellas.
Los efectos no vendrían sólo por las altas temperaturas en el periodo de la floración, sino también por falta de frío en invierno, algo que también ha ocurrido este año. Dice el informe realizado por el centro del IFAPA de Alameda del Obispo (Córdoba) que "la falta de frío puede generar floración escalonada o incluso puede no llegar a producirse, con las consiguientes mermas en la producción. De hecho, para el periodo 2021-2050 se detectan zonas como el bajo Guadalquivir y zonas costeras del este y oeste andaluz que muestran probabilidad de daños por falta de frío, pudiendo llegar a una ocurrencia del 10% en zonas como Jerez".
Añade a continuación que "para el periodo 2071-2100 estos inconvenientes se incrementarán, y salvo las zonas situadas en el alto Guadalquivir, Granada y zonas limítrofes (como Baena), toda la comunidad tendrá incidencias relativas a la falta de frío, siendo la zona más afectada la comprendida entre Sevilla, Jerez y el océano Atlántico".
Sobre las consecuencias de la sequía, el informe advierte que "el estrés hídrico durante floración es especialmente dañino para el olivo. Así, se estima que las caídas de producción asociadas a esta circunstancia llegarán hasta el 26% para la comarca de la Loma de Úbeda, mientras que en otras comarcas como Antequera, Baena, Martos y Osuna las caídas se cifran en el 20%, reduciéndose en comarcas como Sevilla, Córdoba o Jerez a valores en torno al 12%". Además, según trabajos previos para la variedad arbequina, un aumento de la temperatura durante los meses de septiembre-diciembre produce una disminución del contenido en ácido oleico, que en esta variedad es ya bajo. Por el contrario, la disminución de agua disponible para el olivo puede tener un efecto beneficioso en la calidad del aceite, aumentando el nivel de fenoles, e incluso de ácido oleico del aceite.
Adelantos en la floración, falta de frío en el invierno, estrés hídrico por sequía y erosión de los suelos provocada por lluvias torrenciales son algunos de los efectos más dañinos del cambio climático que se esperan en el olivar. Un cambio climático que va más rápido de lo esperado y ha sido la causa principal de las altas temperaturas registradas entre los días 26 y 30 de abril. Un estudio realizado por diez científicos de universidades y agencias meteorológicas de Francia, Marruecos, Países Bajos y el Reino Unido sostiene sin lugar a dudas que el reciente episodio de altas temperaturas es fruto del temido cambio climático y afirma que "a medida que el planeta se calienta, estas situaciones serán más frecuentes y exigirán una planificación a largo plazo, incluida la aplicación de prácticas agrícolas sostenibles y modelos y políticas eficaces de gestión del agua”.