Las armas las carga el diablo y si por la rebusca uno recibe un disparo, hay que pensar en esa figura en la tierra. La vida es sagrada. “Cuando coseches la tierra, no coseches completamente las orillas del campo ni recojas las sobras de tu cosecha. Cuando coseches tu campo y se te olvide una gavilla en el campo, no regreses a buscarla. Tampoco recojas las sobras de tu viña ni las uvas esparcidas de tu viña. Debes dejárselas a los pobres y a los residentes extranjeros”. La Ley de la Rebusca, es una ley que se dio a los israelitas, a través de la ley de Moisés.
“Para preservar la seguridad alimentaria, la protección del medio ambiente y la leal comercialización agroalimentaria, podrán dictarse normas reglamentarias sobre productos agrícolas obtenidos al amparo del derecho consuetudinario de recolección tolerada de frutos sobrantes de cosecha, una vez recolectada, alzada o levantada, tradicionalmente denominada rebusca o rebusco, especialmente sobre los períodos de rebusco, requisitos especiales de trazabilidad de dichos productos y medidas de restauración de la legalidad que impidan su ilícita comercialización”. Disposición final decimoquinta. Normas reglamentarias autonómicas relativas a productos agrícolas de rebusco, de la Ley 6/2015, de 24 de marzo, Agraria de Extremadura.
El rebusco, soutar o espigueo es una actividad centenaria que encuentra amparo en el derecho de rebusco, fundamentado en el “ius usus inocuii” proveniente del Derecho romano: el derecho de coger frutos una vez que el dueño ya lo haya hecho. Según RAE se define como fruto que queda en los campos después de alzada la cosecha, y particularmente el de las viñas.
Garbanzos - con lo que pica la susodicha paja y cápsula al movilizar sales-, patatas - contrareloj para evitar pudrición -, tomates, aceitunas, ajos y cebollas, castañas y hasta mazorcas de maíz son cultivos donde tradicionalmente se ha permitido que vecinos vayan a recoger para la despensa familiar lo que a merced del campo queda, antes de lluvias, altas temperaturas o fauna. En lo forestal, recogida de piña y montanera de dehesas tienen semejanzas.
En cestas, sacos de yute o cajas, se iba acumulando el fruto del esfuerzo de la búsqueda minuciosa, a base de vista y riñones, de sol en la nuca y manos agrietadas con uñas ennegrecidas. El buscar nunca se va a acabar, si por salir adelante una sociedad y sus integrantes, todos nosotros entendemos. “Más cansado que un rebuscador”.
En algunas zonas y cultivos, para evitar confusión con robos de cosechas en campo, se dictan temporalmente periodos de rebusca por la administración competente, hasta con inscripción gratuita, una vez finalizada la recolección oficial. Incluso tras la vendimia, se está retomando la rebusca de tantos y tantos años de tradición, como iniciativas enoturísticas, de convivencia, pisado de uva y disfrute de productos locales.
Según el diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española, rebuscador es la persona que se las ingenia para satisfacer sus necesidades o para salvar las dificultades. Busca y rebusca, y si no lo encuentras, vuelve a buscar que la solución está en tu interior y en compartirlo.