Hay libros que nacen del dolor. Uno de ellos es "Para que haya futuro", presentado esta tarde en Fuentes por su autor, Juan Torres, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla. Del dolor que produce la visión del mundo. Del dolor que genera la ausencia de futuro, el deterioro del medio ambiente, las crecientes diferencias económicas y las amenazas que se ciernen sobre las libertades. Por el dolor y para poner por escrito que otro mundo es posible. Que no hace falta más que querer, organizarse y volver a soñar. Porque el problema radica en que la izquierda ha dejado de soñar y de ser útil para solucionar los problemas cotidianos. Lo ha confesado Torres en la presentación de su libro, invitado por el ayuntamiento de Fuentes.

"Hay épocas hechas para diezmar los rebaños, confundir las lenguas y dispersar las tribus". La frase la toma Juan Torres del escritor cubano Alejo Carpentier en "El siglo de las luces" para describir la realidad que vive el mundo actual. Y para concluir que "habrá que empezar a reunir de nuevo las tribus, aumentar los rebaños y hablar todos la misma lengua". Esa es la estrategia que ha de armar la izquierda si quiere ser alternativa al avance de las políticas del odio, la exclusión y las desigualdades. El libro explica la inquietud del economista ante la creciente incompatibilidad que se observa en el mundo entre el capitalismo y el sistema democrático. "No para regodearnos en el pesimismo, sino para decir que el mundo puede funcionar de otra manera.

Esa otra manera de funcionar no va a caer del cielo, sino que ha de construirse de abajo arriba, en el día a día, creando sociedad, organizando asociaciones, pequeñas cooperativas de crédito como alternativa a los bancos. No es fácil ni los poderes lo van a poner fácil. Para empezar han convencido a la mayoría de la población de que no hay otra forma de vivir. Que es "normal" que cada día mueran de hambre en el mundo más de 20.000 personas, pese a que hay alimentos de sobra para alimentar al doble de la población. Convencido de que el ser humano es un lobo en lucha contra los de su especie. Y que la culpa de que haya pobres no es de las políticas, sino de los pobres que no saben gestionar sus recursos.

Torres ha descrito cómo hace 40 años Ronald Reagan y Margaret Thatcher llevaron a cabo una revolución conservadora que no fue sólo económica, sino que buscaba, sobre todo, crear un "alma nueva" en las personas. Ese alma cristalizó en forma de seres ensimismados, pendientes únicamente de su círculo más reducido. Luego, con el estallido de la burbuja inmobiliaria, se puso de manifiesto la "desposesión" más descarnada que practicaban las grandes corporaciones bancarias. Pero los poderes inyectaron ingentes sumas de dinero a los mismos bancos que había provocado la crisis y que arrebataban las viviendas a los que nada tenían. "Entonces echaron mano de un enemigo al que culpar de todos los males y eligieron a los inmigrantes", ha recalcado el catedrático de economía.

Por último, Torres ha explicado que las sociedades actuales no son simples y lineales, sino complejas porque en ellas pueden convivir elementos propios de diferentes etapas históricas. Así, el capitalismo del siglo XXI tiene en su seno elementos de la edad media y de la esclavitud, pero también tiene componentes que podrían ser considerados propios del socialismo y hasta del comunismo. Torres ha citado a Marx para decir que "a cada uno según sus necesidades y de cada uno según sus capacidades" y que eso es lo que ocurre ahora con el sistema sanitario universal y la educación pública, que son "elementos ajenos al sistema capitalista". "Por eso incomodan tanto a la derecha, que ve cómo se les escapan esos negocios y tratan de privatizarlos".