Siguiendo con la política de reconciliación nacional, en una reunión celebrada en febrero de 1959, el PCE, el Frente de Liberación Popular, Izquierda Demócrata Cristiana, Acción Social Democrática y el Comité de Coordinación Universitaria decidieron hacer un llamamiento de huelga general pacífica para el día 18 de junio. Esta huelga fue organizada en Fuentes por el comité local del PCE, que estaba formado, entre otros, por Manolo González, Juan Celestino, Navarrito, los hermanos Bomba, Felipe el Tolito, José Morón…

Radio España Independiente se erige en portavoz de las organizaciones citadas y lanza la consigna de la huelga general. Debido a la falta de coordinación con el comité provincial, al tener que operar en la clandestinidad, la organización local ofrecía graves deficiencias, ya que incluso pasaban varios meses sin contactos con los organismos provinciales del partido, sólo subsanadas por el espíritu de trabajo y de sacrificio de los hombres y mujeres de aquí. Los hombres de Fuentes, orientados por las consignas que emitía Radio España Independiente, empiezan a organizar la huelga de la única manera que ellos podían hacerlo. Se ponían a la entrada y salida de los caminos por donde la mayor parte de los trabajadores de la tierra tenían que pasar para ir o volver del tajo y le daban la consigna de la huelga de uno en uno.

A los que trabajaban en los cortijos, se les comunicaba por medio de un grupo de militantes distribuidos convenientemente por los lugares de trabajo y siempre con la exposición que ello suponía. Debido a la clandestinidad y a la represión existentes en la época, no pudieron contar ni con asambleas, octavillas u otras formas de agitación e información. En esos meses de mayo y junio había muchas cuadrillas de trabajadores realizando las labores del campo ya que era la época de realizar faenas en los cultivos sociales de la época, el maíz y el algodón, que eran lo que en general se cultivaban y en esos tajos daban las consignas de boca en boca. Los dirigentes consiguieron que todos los trabajadores tuvieran conocimiento de la huelga.

El día  18 de junio, como habían acordado dentro del comité local, Manolo y sus camaradas se repartieron por todos los puntos de salida de las cuadrillas: paso a nivel, Puente de la Lagunilla, Pozo de la Reja, Puerta del Monte y el Puente Blanco, por si alguien salía, informarle de la necesidad e importancia de la huelga. En algún punto de salida coincidieron Manolo y la Guardia Civil, quienes le preguntaron el motivo por el que estaba allí y no trabajando, a lo que les contestó que era un día de huelga general en toda España y en Fuentes también. Un guardia civil le dijo "¡huelga es la que te voy a dar a ti!” y se lo llegaron al cuartel.

Los piquetes informativos no hicieron falta, ya que la respuesta fue unánime: todo el pueblo de Fuentes paró y ningún obrero acudió aquel día al trabajo. La vida local quedó totalmente paralizada. Se consiguió el punto de convergencia de la clase trabajadora con sus dirigentes sociales y políticos, encarnados en la figura de Manuel, el de la Robustiana, que con su halo de firmeza y seguridad había servido de crisol a la ansiedad latente de los trabajadores en su lucha por las libertades y la justicia social, hecho que no se producía desde la guerra civil. En ese día, desde muy entrada la mañana hasta bien acabada la tarde, varias decenas de hombres de Fuentes fueron citados al cuartel de la Guardia Civil, ubicado en la calle San Sebastián, para prestar declaración. Se organizaron dos filas, una desde la Carrera, que por el paseíto de la Plancha y calle San Sebastián llegaba al cuartel, y la otra que desde la calle Lora.

A todo el que pasó por el cuartel se le interrogó, llegando en algunas ocasiones a hacerles preguntas impertinentes y groseras y a algunos, a quienes ellos consideraban los cabecillas, incluso se les propinó castigos físicos y fueron retenidos algunos días en la cárcel de Fuentes. Las autoridades locales y la Guardia Civil estaban rabiosos por la magnitud que había tenido la huelga en el pueblo, ya que consideraban que se habían confiado y no habían adoptado las medidas adecuadas para evitarla. Esta huelga fue el referente para los que años más tarde cogieron el relevo en la dirección del partido de Fuentes

Después de la huelga detienen a Manuel González y a Agustín y Manuel Bomba y los encarcelan en el calabozo municipal, en donde permanecen alrededor de un mes. Si no fueron condenados en mayor grado fue debido, en parte, al espléndido comportamiento de los trabajadores del pueblo, ya que, al ser llamados al cuartel de la Guardia Civil a declarar, ellos, como en Fuenteovejuna, contestaron que la huelga la había anunciado la radio, no culpando a nadie. Este comportamiento ciudadano es digno de toda alabanza pues significó la confianza que se tenía en los dirigentes del PCE. Por otro lado, influyó para que los encarcelados por la huelga no fuesen más duramente sancionados. También se debió a la actitud del que entonces era alcalde de Fuentes, Herrera Blanco, que para evitar una reacción tumultuosa, intercedió para que estos conciudadanos no fuesen trasladados a la cárcel provincial de Sevilla, según testimonio de Fernando, el hijo de Manolo González, y que este hecho agravara mucho más la situación reinante, aunque lo más determinante fue la postura del pueblo en sus declaraciones.

La represalia fue dura, sobre todo con los hombres más significativos del partido que no habían sido encarcelados y con el resto de los trabajadores, pues muchos de ellos siguieron siendo llamados a declarar, formando interminables colas ante la puerta del cuartel de la Guardia Civil durante varios días. Con la huelga, concretamente en Fuentes, se consiguió algunos puntos importantes:

* El sentimiento de que era posible mantener una lucha contra el régimen franquista.
* La trascendencia de esta huelga al exterior. La BBC de Londres emitía por la noche que en un pueblo sevillano, Fuentes de Andalucía, se había producido un paro total.
* Alcanzar más cotas de libertad de movimiento y acción.
* Conseguir una organización obrera más fuerte, con un aumento considerable de militantes, que empiezan a vislumbrar unos horizontes de lucha por la justicia social, convirtiendo al PCE en el partido por excelencia de Fuentes.
* Sentir los dirigentes una elevada moral, al verse respaldados por sus conciudadanos.
* Engendrar en Fuentes una semilla que traería el nacimiento de lo que más tarde sería el nuevo movimiento obrero de nuestro pueblo.
   
Esta huelga pacífica es, sin embargo, un fracaso nacional porque un amplio sector de la población, pequeños patronos, artesanos, comerciantes, empleados y funcionarios, no se dan por aludidos y los estudiantes tienen ya las universidades cerradas. Paran algunas empresas de Madrid, Cataluña, Alcoy y Sevilla. En el campo, la huelga de segadores de Jaén, Córdoba y Sevilla es la primera señal de oposición en el campo andaluz de una organización obrera desde tiempos de la República.
La huelga general de 1959, organizada en Fuentes por el comité local del PCE, va a conseguir que, aunque fuera un fracaso en otro lugares, entre los trabajadores locales aparezca el sentimiento de unión frente al poder establecido y la necesidad de contar con una organización obrera capaz de aglutinar todos los esfuerzos para seguir luchando por la justicia social y las libertades.

A partir de ahora los obreros fontaniegos sienten que el PCE local es esa organización que puede ser la que sirva para luchar por las reivindicaciones obreras. Por ello, los obreros le llamarán, en adelante, “el partido”, porque va a ser el único que ellos tengan. Al mismo tiempo que los obreros se sienten orgullosos de haber conseguido oponerse al Régimen, ven con preocupación, tras las represalias llevadas a cabo por las fuerzas del orden público contra los principales dirigentes del PCE local, que la fuerza represiva del Gobierno franquista es grande y hay que tener presente este hecho en cualquier acción.