¡La tía de América no era un mito! Es de carne y hueso y ha vuelto a Fuentes. Se llama Kelly Marshall y deciente de un tío del padre de Antonia Caraballo, de la papelería de la Carrera. Ha estado dos días en Fuentes con motivo de un viaje organizado en Jarandilla de la Vera (Cáceres) para estudiar la emigración de 8.000 andaluces y extremeños que partieron en una rocambolesca aventura a principios de siglo pasado a Hawai y acabaron en California, el Dorado de la época para quienes buscaban mejores condiciones de vida.
La venida de Kelly Marshall a conocer sus orígenes fontaniegos empieza cuando un profesor de la universidad de Málaga decide investigar aquel extraño viaje en diferentes barcos que partían de la capital de la Costa del Sol rumbo a Hawái con la promesa de un buen trabajo, casa y prosperidad. ¿Quién sabía entonces dónde paraba Hawái? Sin embargo, una familia Caraballo de entonces, compuesta por el marido, la mujer y dos niñas pequeñas se lía la manta a la cabeza y tira para Málaga decida a probar fortuna. Era el año 1911.
Los olvidados del progreso y de la historia, los habitantes de los márgenes, rumbo a las islas del fin del mundo ¿Hawái? ¿Dónde está eso? En el océano Pacifico ¿Dónde? No importa donde si allí esperan la prosperidad, la esperanza en el futuro. En aquellos momentos existía en Hawái una importante población china y filipina, que había emigrado para trabajar en los campos de la caña de azúcar. Pero los dueños americanos de aquellos campos querían trabajadores blancos, no asiáticos. El racismo de siempre. Por eso habían enviado emisarios a Europa, a la empobrecida España, a buscar mano de obra barata y dócil. Y la encontraron. Prometieron una casa, trabajo bien pagado y la ciudadanía americana.
Después de un viaje en barco de casi tres meses, que algunos no resistieron, llegaron a la tierra prometida, aunque allí no encontraron nada de lo prometido, sino un trato propio de la esclavitud y mucho desprecio. No les estaba permitido ingresar dinero en los bancos y, cuando morían, erran enterrados en cementerios segregados. Eran blancos, pero extranjeros pobres. El regreso era imposible. Estaban en el fin del mundo, así que decidieron ir hacia California, tierra de promisión como decían por aquel entonces. Y sí, allí les fue bien, prosperaron y se hicieron americanos y americanas, pero nunca olvidaron sus raíces, fueron trasmitiendo su historia de generación en generación.
Esta historia habría quedado en el olvido como tantas otras de emigrantes, sino hubiese aparecido en escena el profesor malagueño Miguel Alba, que ha investigado durante casi un lustro en archivos y prensa de varios continentes. Ha rescatado la memoria de los que emigraron en busca del fututo en varios barcos entre 1907 y 1911. El profesor Alba también ha contactado con varias generaciones de los descendientes de las personas que emigraron a Hawái y ha buscado sus orígenes en los pueblos de donde procedían.
Fruto de todo este trabajo es el I congreso de emigración a Hawái de Jarandilla de la Vera, pueblo del norte de Cáceres del que también salieron muchos de sus vecinos. Al congreso asisten 57 descendiente de aquellos emigrantes, uno de ellos Kelly Marshall, que no podía volver a California sin conocer el pueblo de sus antepasados y la familia de los Caraballo de la Carrera, su familia al fin y al cabo, aunque haya pasado más de un siglo de aquel desgarro. La conexión fue vía Manuel y Alfonso Verdún, empleados del ayuntamiento y del juzgado, donde se guardan la partidas de nacimientos de aquellos cuatro fontaniegos que se embarcaron rumbo a Hawái y acabaron en California.
Gracias a Alfonso Verdún que no ha cejado en su empeño y a Antonia Caraballo, que a su vez ha trabajado para que una descendiente de aquellos que se fueron haya estado en Fuentes. Kelly Marshall es bisnieta del tío del padre de Antonia Caraballo, ha visitado Fuentes esta semana, conocido a su familia fontaniega y se ha emocionado. Antonia Caraballo dice que Kelly Marshall es una apersona amable y cariñosa. Cosas de familia.