En los pasillos de las escuelas de antes no se oía una mosca. Sólo en las bóvedas de las aulas retumbaba el eco grave, duro, de la voz del profesor. En los pasillos del colegio Santa Teresa de Fuentes apenas se escucha la voz de alguna profesora en medio de un rumor permanente de la chiquillería. No hay algarabía, pero tampoco silencio. El silencio, como el ruido, no es ni bueno ni malo. Depende del momento. Hay un momento para cada cosa. Lo dice Juanfran Tirado, director del colegio desde hace cuatro años, primero dos como interino y luego otros tres como titular. Le queda uno y piensa repetir otros cuatro más.
Pregunta.- ¿Cinco años dan para mucho al frente de un colegio como este?
Respuesta.- La verdad es que no porque uno se pasa el día apagando fuegos de acá para allá. Un ordenador que no anda, una baja laboral, sustituciones, las compras para el comedor... El puesto de director conlleva un desgaste muy grande porque estás todo el día en todo y en nada, parece que no concretas como no sea llevándote trabajo a casa. La única forma de hacerlo es llevándome trabajo a casa los fines de semana. Nos falta tiempo para pensar hacia dónde vamos.
P.- Mucha gente cree que el profesorado trabaja poco.
R.- Pues aquí trabajamos mucho. Ten en cuenta que estamos abiertos casi doce horas, de siete y media de la mañana a las siete de la tarde, que tenemos un comedor en que damos de comer a 145 niños y niñas, 130 del colegio y 15 del instituto. El verano pasado fue tremendo de trabajo porque tuvimos que preparar todo el protocolo covid, algo completamente desconocido para nosotros, planificar la limpieza exhaustiva de cada aula después de cada clase, desinfectar mesas, sillas, controlar las entradas, las salidas...
P.- A efectos de gestión, ¿el colegio Santa Teresa es la mayor empresa de Fuentes?
R.- Creo que sí porque tenemos 42 empleados, 363 niños y un presupuesto de 110.000 euros. Pocas instituciones y empresas hay en Fuentes que gestionen este volumen. De ese presupuesto, 65.000 euros se destinan al comedor escolar, en el que hay que pendiente de las compras, del almacén, de la preparación, del servicio, de la higiene...
P.- Tarea importante por el volumen de trabajo y sobre todo por la responsabilidad. La educación de cientos de niños está en vuestras manos.
R.- Pues sí, eso es lo verdaderamente importante "la educación de nuestros alumnos/as" y para eso trabajamos con ahinco e intensidad, buscando las estrategias para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje y en definitiva la mejora de la calidad educativa de nuestro cole.
P.- De los 42 empleados del colegio ¿cuántos son profesores?
R.- Somos 30 educadores, 25 mujeres y 5 hombres. Desde hace mucho, el magisterio es más de mujeres que de hombres. El 80 por ciento mujeres y el 20 por ciento hombres. Aquí no tenemos brecha salarial.
P.- Pero de director, un hombre...
R.- Sí, debería haber una mujer, pero ninguna presentó su proyecto. Supongo que tienen más dificultades por la conciliación familiar, pero espero que más pronto que tarde sea así porque en el centro hay muchas compañeras preparadas para hacerlo fenomenal.
P.- ¿Piensas repetir candidatura para seguir otros cuatro años?
R.. Mi idea es continuar otros cuatro años. Quedan cosas que hacer de mi proyecto. Me interesa avanzar en la formación permanente del profesorado. Hay que seguir innovando en metodología, mejorando las instalaciones del centro y sobre todo ilusionando a los alumnos/as, aún hay ideas pendientes por ejecutar.
P.- Internet se ha convertido en un peligro para muchos niños y niñas.
R.- Por supuesto que sí. A los diez u once años la mayoría tiene móvil y, en general, sin ningún control por parte de sus padres. En ese sentido, tenemos programados dos talleres y el programa Conred, uno de uso responsable de las redes sociales y otro sobre seguridad. Hay que prevenir el mal uso de internet porque hay casos de ciberacoso y acoso escolar.
P.- En la educación de los niños siempre ha existido un pulso entre la familia y la escuela. ¿Quién gana en este momento?
R.- En este colegio lo gana la comunidad de aprendizaje. Ten en cuenta que llevamos ocho años trabajando codo con codo, no padres contra colegio y colegio contra padres. Aquí las familias están involucradas en el proyecto educativo, de forma democrática y participativa. Tenemos el proceso de participación que llamamos "Qué colegio sueñas", para que todo el mundo reme en la misma dirección. Hay cuatro comisiones, una de convivencia, otra de formación, otra de instalaciones y otra de actividades. Es un modelo que exige esfuerzo porque hay que hablar mucho, hacer cuarenta reuniones para todo. Para que la gente se haga una idea, una gran parte de mi tiempo lo dedico a reuniones.
P.- En los pasillos de este colegio no hay silencio como en los colegios de antes.
R.- El silencio en el colegio es bueno cuando lo tiene que haber, no por sistema. Hay un tiempo para el silencio y otro para hablar. Es bueno que los niños y las niñas hablen, no sólo tiene que hablar el profesor en el aula. La capacidad de atención de un alumno no pasa de 15 minutos, por eso no tiene sentido dar clases magistrales como las de antes, en las que el profesor habla durante una hora. Ahora todo el conocimiento está disponible con solo pulsar una tecla. Los profesores debemos ser mediadores del aprendizaje, estimuladores, de ahí la importancia de preparar muy bien las clases.
P.- ¿Todo el profesorado es igual de innovador?
R.- No todo, pero gran parte sí. El 70 por ciento innova, al 30 por ciento restante le cuesta más hacerlo, pero lo intenta. Con el covid hemos tenido que aprender mucho sobre el uso de internet para dar clases. En febrero tuvimos 50 niños y algunos profesores confinados, yo uno de ellos, pero seguimos dando clases gracias a la tecnología. Ahora tenemos otra aula confinada y seguimos tratando de mantener la normalidad educativa todo lo que es posible. Usamos la plataforma Classroom para dar clases por videoconferencia. Yo he dado clases de matemáticas a alumnos confinados en sus casas. En ese sentido, la tecnología tiene un potencial enorme y lo hemos aprendido gracias al covid.
P.- Otra consecuencia del covid es la caída en picado de la natalidad. ¿Habrá alumnos en el futuro para llenar dos colegios de Fuentes?
R.- No lo sabemos, pero evidentemente tenemos un problema. En la localidad tenemos 75 plazas cada año, en tres unidades, 50 plazas en nuestro centro y 25 en Santo Tomás. El problema es que me dicen que no nacen muchos más de 50 niños al año en Fuentes. Eso significa que podemos perder una unidad si baja la natalidad de 50 niños/as.