En "la ONU" de Fuentes, donde hay apellidos de más de cien países, sobresale el de la polaca Julia Wojno, nacida en la localidad de Szczecin, cerca de la frontera oriental de Alemania y más cerca aún de las heladas aguas del mar Báltico. Lleva diecisiete años en Fuentes, casada con el vaquero fontaniego Juan Alberto Fernández "Gato", pero no se acaba de aclimatar. En verano pasa más calor que nadie y en invierno más frío que en su helada e impronunciable Szczecin, a orillas del río Óder.
Pregunta.- ¿Llegaste España obligada por tu país?
Respuesta.- Llegué a España para trabajar. En mi país me mandaron con un contrato de trabajo, de Varsovia a Palos de la Frontera, en Huelva, a coger fresas junto con una amiga. Vine en avión y nos pusimos a trabajar en la misma finca. Luego he estado en Segovia cogiendo peras, manzanas, melocotones... Quiso el destino que en Segovia, donde trabajaba en el catering que se sirvió en una reunión de vaqueros en la que participaba Juan Alberto, nos conociéramos. Me vine a Fuentes en 2007 y nos casamos en 2010.
P.- ¿Cómo ves nuestro pueblo?
R.- Se está bien aquí, la vida es más tranquila y diferente a Palos de la Frontera o Segovia.
P.- ¿Qué dejaste en Polonia que eches de menos?
R.- Aunque voy a menudo, echo de menos a mi familia, a mi hija, a mi nieta, a algunas amigas. También, claro está, algunas comidas típicas de allí, pero poco más.
P.- Se puede decir que viniste por trabajo y encontraste el amor.
R.- Nunca mejor dicho, aunque vine obligada a trabajar, encontré el amor y aquí me quedé. Dejé en Polonia a mi hija y a mi nieta.
P.- ¿Qué has encontrado en Fuentes que no tuvieras en Polonia?
R.- Aunque en mi país no me faltaba de nada, porque tenía casa trabajaba en la tienda de una amiga, lo hacía sin papeles, por lo que el gobierno dijo que sin trabajo y con una niña, tenía que salir para ganar dinero y tener estabilidad económica.
P.- ¿Cómo lo llevaste con el idioma?
R.- Yo no sabía nada de español, sólo algo de inglés. Creí que mi jefe en Huelva sabría algo de inglés, pero no sabía una papa. Lo comprendo porque era una persona mayor. Su hijo sí sabía algo de inglés. Casualmente, encontré a una chica polaca que sabía español y ella me ayudó mucho. Luego, con la televisión y con un libro español/polaco-polaco/español he aprendido a dominar un poco el idioma. No me defiendo mal.
P.- Y al clima, ¿te has adaptado?
R.- Me cuesta mucho adaptarme al calor y en invierno hace más frío en Fuentes que en Polonia porque allí las casas están bien acondicionadas para las bajas temperaturas. En casa iba en invierno en mangas cortas, cosa que en Fuentes es imposible.
P.- ¿En Fuentes a qué te dedicas?
R.- Cuando llegué vivíamos en una casita en el campo, donde teníamos las vacas y me dediqué a ayudar a mi marido, ya sabe, poniendo pezoneras para ordeñar en horario de mañana y tarde, mucho trabajo dan las vacas.
P.- ¿Y ahora?
R.- Luego, cuando quitamos las vacas y he vuelto a trabajar en el campo, ahora en los melocotones de Brenes y luego me iré a Marchena, a la aceituna.
P.- Ahora vivís en el pueblo.
R.- Con mucho trabajo, nos hemos hecho una casita en la calle Mayor. Antes, cuando vivía en el campo, venía dos o tres veces en semana para hacer las compras. Ahora lo cojo todo más cerca. Vivir en el pueblo tienes ventajas.
P.- Tu familia en Polonia y tú aquí. ¿Le gustaría a tu hija venirse a Fuentes?
R.- A mí me gustaría que mi hija se viniera, pero ella tiene allí a su marido, a su hijo, a sus amigos y su trabajo. No es fácil que venga. Pero tengo la esperanza de que mi nieto algún día, quién sabe, cuando sea mayor, se venga a vivir con nosotros.
P.- ¿Cómo te va el trabajo?
R.- El trabajo ahora está peor que antes, aunque por lo menos no es como cuando estaba en Huelva, que venía un fin de semana de vez en cuando. En los melocotones vuelvo todos los días a mi casa. Ya no tengo veinticinco años, sino cincuenta y cinco años, así que no voy a salir a buscar trabajo a otro país. Me quedo en Fuentes, aunque la cosa está muy mala de trabajo.