En Fuentes se relaciona el nombre de comandante Baeza, con el nombre que tiene la antigua calle Luna. La calle sale de Santa Teresa y une el Ruedo con la calle Alta. La calle estaba en muy mal estado y fue mandada empedrar por el comandante retirado del ejército Antonio Baeza Ruiz, previa licencia concedida por la alcaldía. Este señor, de su peculio particular y a sus expensas, había llevado a cabo el empiedro total de la calle Luna, muy descuidada siempre, sin duda por pertenecer a los extremos de uno de los barrios de la población.

Por ello, el alcalde, en la sesión extraordinaria del 5 de septiembre de 1925, dio a conocer este hecho y porque creía que el acto realizado por Baeza Ruiz, además de contribuir al ornato público, había supuesto para el dicho señor dadas las condiciones en que se encontraba la calle por él arreglada y empedrada, dispendios de consideración que venían a aliviar las cargas del municipio, por lo que se estaba en el caso de que el ayuntamiento se mostrase reconocido y agradecido y proponía a la corporación que se acordara dar oficialmente las gracias a tan benemérito hijo de este pueblo y que para perpetuar el acto realizado, se roturase la referida calle con su nombre y apellidos.

El ayuntamiento, bien discutido el particular y teniendo en cuenta las consideraciones propuestas por el alcalde, por unanimidad, en votación nominal ordinaria, acordó dar oficialmente las gracias a Antonio Baeza Ruiz por el acto realizado en pro de los intereses municipales y que se rotulase la calle con el nombre de comandante Baeza. Aparte de ser militar retirado ¿qué méritos tenía el comandante Baeza? Podemos decir que formó parte del ayuntamiento como concejal elegido por el primer distrito con 206 votos en las elecciones celebradas el 14 de mayo de 1899 y ocupó el cargo de primer teniente de alcalde hasta el 10 de abril de 1901, fecha en que presentó su dimisión y renuncia, junto al alcalde, el segundo y tercer teniente de alcalde y otros cuatro concejales. Posteriormente, el ayuntamiento lo citaba anualmente para que realizase la talla y peso de los quintos que iban a incorporarse a la milicia.

Capitán Baeza

Otro familiar suyo, Antonio Baeza Borrás, capitán del batallón de cazadores de Talavera número 18, con destino en el campamento de Yhadumen, en Beni Sedel (Protectorado español en África, en el norte del actual Marruecos) participó en unos hechos que pudieron ser considerados de honrosos. El día 12 de de octubre de 1911 desapareció el soldado Francisco Rodríguez Fernández, natural de Almuñécar (Granada), cuando fue a la aguada de dicho campamento, previamente autorizado y al que se incoó un expediente de deserción. Baeza Borrás, natural de Fuentes de Andalucía, capitán de la compañía a que pertenecía el expresado soldado, no creyó nunca en la deserción del soldado Rodríguez Fernández, dada la convicción moral que tenía de su irreprochable conducta, honradez y deseando conocer el verdadero paradero del desaparecido soldado, dedicó los mayores esfuerzos.

Para ello, entabló relaciones con algunos rifeños que, por pertenecer a cabilas próximas al campamento, pudieran facilitarle algunas noticias. Merced a estos esfuerzos, logró saber, tras muchas pesquisas, que el soldado Rodríguez no era un desertor, sino una víctima más de los habitantes de la región, los cuales fingiendo su amistad lo llevaron con engaños a orillas del río Melha, donde le dieron muerte, dejando insepulto su cadáver, que por la abrupta topografía del terreno no pudo ser descubierto, ni visto desde el campamento ni desde la aguada.

Una vez recogidos los restos mortales, fueron inhumados en el cementerio de Ihadumen, desapareciendo el deshonroso expediente de deserción para dar lugar al título honroso de fallecido a causa de heridas de guerra, recibidas del enemigo. La conducta del capitán Antonio Baeza Borrás fue ensalzada por el alcalde José León Gómez manifestando que era digna del mayor encomio y pidiendo a la corporación que sería una verdadera satisfacción y honor para el ayuntamiento y el pueblo que se tomase acuerdo para solicitar que el capitán fuera condecorado con la Cruz de la Orden Civil de Beneficencia, lo que permitía que sus padres pudieran solicitar la pensión que las leyes les señalan y la recompensa de las Damas Nobles que presidía la reina.

El cabildo, ante los hechos expuestos y dadas las circunstancias que rodeaban el caso, acordó que constase en acta la satisfacción del ayuntamiento al conocer la actuación del capitán Baeza, que se dirigiera en nombre y representación del ayuntamiento una instancia al capitán general de Melilla para que la acción realizada por Antonio Baeza Borrás fuera recompensada con su ingreso en la orden civil de Beneficiencia y que se remitiese escrito del alcalde a su colega de Almuñécar (Granada) para que diese conocimiento a los padres del fallecido.