La historia del girasol (helianthus annuus) es asombrosa. El girasol salvaje es originario de Norteamérica, pero la comercialización de la planta ocurrió en Rusia. Fue recientemente cuando la planta del girasol volvió a Norteamérica para convertirse en un cultivo habitual, aunque fueron los nativos americanos los que originariamente cultivaron esta planta con la que obtenían una variedad de colores en la semilla incluyendo el negro, blanco, rojo y la variedad más conocida, la semilla o "pipa" con rayas blancas y negras.
El girasol era una cosecha común entre las tribus indias americanas. Estudios arqueológicos sitúan cultivos de esta planta en Arizona y Nuevo México hacia el 3.000 a.C. Algunos arqueólogos sugieren que el girasol se pudo haber cultivado antes que el maíz. Esta planta era muy utilizada por estas tribus, quienes molían la semilla y la utilizaban para hacer tortas en forma de pan. En algunas ocasiones mezclaban las semillas con habas, calabaza o maíz. Es muy probable que incluso fabricaran un aceite que utilizaran en la elaboración del pan.
Cabe destacar que otro tipo de usos que los indios le daban a la pipa de girasol incluían hacer un compuesto para teñir ropas, para pintarse el cuerpo y otras utilidades de índole decorativo. El aceite que extraían lo utilizaban en la piel y el cabello e incluso el tallo seco se utilizaba en diversas construcciones primitivas. Había ceremonias donde tanto la semilla de girasol como la propia planta eran un elemento utilizado.
La exótica planta norteamericana fue traída a Europa por los exploradores españoles hacia el año 1.500, donde llegó a ser un cultivo extenso para su uso principalmente como elemento ornamental e incluso algunas aplicaciones medicinales fueron desarrolladas. Antes del año 1716, una patente fue concedida en Inglaterra para una máquina que exprimía la semilla de girasol para hacer aceite.
El girasol llegó a ser un cultivo muy común en el siglo XVIII en Rusia y la mayor parte de este esfuerzo fue obra de Pedro el Grande, zar de Rusia entre 1689 y 1725. En esta época, la planta tenía una utilización ornamental y no es hasta 1769 cuando datos históricos revelan que los cultivos se generaban para obtener producción de aceite. Hacia 1830 la comercialización masiva del aceite era un hecho entre otras razones porque la iglesia rusa ortodoxa prohibió el consumo de ciertos aceites durante la cuaresma, pero el de girasol no estaba en la lista de aceites prohibidos y así obtuvo una gran popularidad.
Hacia principios del s.XIX, los agricultores rusos cultivaban unos 2 millones de acres de girasol de dos variedades, según el producto final obtenido: semillas para la producción de aceite y semillas para el consumo directo. Los gobiernos rusos apoyaron diferentes programas de investigación entre el que destaca la generación de nuevas variedades con las que se obtenía mayor contenido de semilla y mayor producción de aceite. A raíz de este esfuerzo, en la actualidad, la ‘Internacional Sunflower Association' otorga los "Premios Pustovoit" como reconocimiento a la labor científica en el campo de la semilla de girasol.
Hacia finales del s. XIX, las semillas de girasol de origen ruso retornan a Estados Unidos, incluso con publicidad que aclamaba consumir semillas tamaño Mamut en diversas publicaciones. Este nombre de semilla se utilizó hasta los años 70 y todo esto pudo haber sucedido debido a los flujos migratorios de rusos a Estados Unidos. La primera utilización que se le dio al producto en Estados Unidos fue como alimento para aves de corral. En 1926, la asociación de productores de girasol de Missouri participó en la producción de aceite obtenido a través de la pipa.
El gobierno de Canadá comenzó un programa de reproducción en cultivo del primer girasol en 1930. El material básico de la fitogenética utilizado provenía de los jardines de Mennonite (inmigrantes de Rusia) y el cultivo resultante se utilizaba con fines de producir aceite de girasol. En 1946 los agricultores canadienses tenían una fábrica de prensado de semillas y los cultivos se expandieron a Minnesota y Dakota del Norte, en Estados Unidos. En 1964, el gobierno de Canadá autorizó la variedad rusa denominada ‘Peredovik', una semilla que genera un alto margen de aceite en las pipas. Este fue el inicio de la comercialización en Estados Unidos de aceite de girasol. De la mano del hombre, la planta sufrió un proceso biológico de hibridación en los años 70 para obtener mayor calidad de aceite y mayor resistencia a las diferentes enfermedades.
La superficie de cultivo de girasol en Estados Unidos se extendió a finales de los años 70, hasta alcanzar más de 5 millones de acres que surtían la demanda de aceite de girasol existente en Europa, una producción que anteriormente cubría el mercado ruso ya que en Europa existía una preocupación hacia el consumo de otros aceites con componente animal y esto favoreció la comercialización de aceite de girasol, lo que derivó en un aumento considerable en la demanda por parte de los mercados europeos y generó que para abastecer este consumo se buscaran otros mercados importadores como el de Estados Unidos. Los diversos países europeos traían pipa cruda que después procesaban en sus fábricas. Estos países de la zona oeste de Europa continúan consumiendo grandes cantidades de aceite de girasol, pero cuentan con sus propios cultivos para la obtención del producto, por lo que la importación de pipa de Estados Unidos para aceite de girasol ha decrecido.
En resumen, la planta de girasol, originaria de Norteamérica, después de varios ‘trayectos' históricos a través del Atlántico, ha vuelto a ser producida en su lugar de origen gracias al esfuerzo y contribución de las poblaciones nativas americanas y los avances genéticos desarrollados más tarde por los rusos y que culminaron con la óptima hibridación llevada a cabo por los estadounidenses. Este esfuerzo conjunto a través de décadas de trabajo ha culminado en un producto de alta calidad que viaja a través del mundo y que consumen millones de personas en multitud de países.