A ver, ¿qué le hubiese costado a Carlos Cano venir a cantar a Fuentes? Na. Si pasaba cuarenta veces por el cruce. ¡Un ratico en Fuentes y ya está! Con eso habría hecho felices a cientos de fontaniegos y fontaniegas. ¡Qué digo cientos, miles! Si to Fuentes escuchaba sus canciones. Porque sin haber pisado nunca Fuentes, Carlos Cano era más fontaniego que nadie. Granaíno dicen que era. ¡Quiá granaíno! Fontaniego por los cuatro costados. A ver, le cantaba a Andalucía: ¿pues habrá más Andalucía en Andalucía que Fuentes de Andalucía? Le cantaba a los emigrantes: ¿habrá pueblo más emigrante que Fuentes de Andalucía? Le cantaba a los jornaleros: ¿habrá pueblo más jornalero que Fuentes? Cantaba contra los señoritos: ¿habrá pueblo más anti señoritos que Fuentes? Le cantaba a la clase obrera: ¿habrá pueblo más comunista que Fuentes? Le cantaba al carnaval: ¿habrá pueblo más carnavalero que Fuentes?

O sea, que sin saberlo, Carlos Cano se pasó la vida -excesivamente corta- cantándole a Fuentes de Andalucía. Por aquellos tiempos, igual que Cataluña tenía a Serrat, Asturias a Víctor Manuel, Aragón a Labordeta, Extremadura a Luis Pastor, Andalucía tenía a Carlos Cano. Era la voz de Despeñaperros pa bajo. Hay quien sostiene que venir a Fuentes, lo que se dice venir, vino. Vino su voz, su mensaje andalucista. Vino a todas las ferias a partir de los años setenta. En la caseta municipal se escuchó muchos años "El Salustiano". Tanto anduvo por aquí Carlos Cano, que sería imposible rememorar aquellos años de Fuentes de Andalucía sin mentar al cantautor que nos dijo al oído esa palabra tan fontaniega como es "murga".

"La murga los currelantes" sonaba enteramente a Fuentes cuando entonaba "¡María! coge la rienda l´autonomía ¡Marcelo! que los paraos quieren currelo ¡Manué! ¿con el cacique qué vas a hacer? pos le vamos a dar con el tran tracatrán pico pala -ichimpón!-y a currelar parabán parabán parabán pan pá". A quién si no a Fuentes se refería Carlos Cano cuando añadía "¡Maroto! siembra la tierra que no es un coto". Quién iba a poner en duda que Fuentes inspiraba a Carlos Cano aquello de "Esto es la murga los currelantes qu'al respetable güenamente va'xplicar el mecanismo tira palante de la manera más bonita y popular: s'acabe el paro y haiga trabajo escuela gratis, medicina y hospital pan y alegría nunca nos falten.Que güervan pronto los emigrantes haiga cultura y prosperiá".

A Carlos Cano le hacían apasionados coros Pepe Ricardo, Rafael Turutu, Carlos Lozano y Paquito Aliaga, incondicionales seguidores de la música del granaíno, perdón, fontaniego. Le hacían coro cuando la emigración en Barcelona empezó emocionarse con la bandera blanca y verde al son de la letra de La Miseria: "La miseria Vengo de abajo, cansado de tanta cuesta.Vengo, no sé a dónde voy, huyendo de ella. La Miseria tiene en su casa las uñas de la soberbia. Ve en un mundo cerrado del que se alimenta. La Miseria es el lugar donde nací, donde no quiero yo morir. Es un lugar muy especial para el amor y la moral. La Miseria. Vengo de abajo, de un valle podrido de yerba, donde no existe el futuro, sólo La Miseria."

El 21 de julio de 1977 tuvieron lugar en Granada disturbios entre sindicalistas y la policía en los que tres obreros murieron. Carlos Cano escribió un romance sobre estos hechos que no llegó a publicar, pero habló de los obreros en un recital, lo que le costó una noche bajo arresto y una ficha de la brigada policial. A cambio, el cantautor compuso "Anochece". Clase obrera y andalucismo se daban la mano como dos señas de identidad inseparables. Andalucía es una nación de izquierdas con un santuario radicado en Coria del Río, donde viven María Luisa y María Ángeles, las hijas de Blas Infante. Sus libros de cabecera son "El Estado Libre de Andalucía" y "El Complot de Tablada". De aquel encuentro nace "Verde, blanca y verde", que en aquellos años de fervor andalucista compitió para hacerse con el título de himno: De Ronda vengo, lo mío buscando, la flor del pueblo, la flor de mayo, verde, blanca y verde".

Quien no haya cantado esa estrofa puño en alto no puede presumir de andaluz. La cantaban en Fuentes el Villares y el Tío los Hierros, henchidos de emoción revolucionaria. Era el 9 de junio de 1977 y Carlos Cano, acompañado por la Coral Polifónica de Heliópolis, interpretaba el himno de Andalucía en Ronda en un acto del Partido Socialista de Andalucía. Poco después, el cantautor Carlos Cano participó en la campaña de las municipales junto al comunista Julio Anguita, en compañía de Rafael Alberti y José Antonio Labordeta. Años de gloria de Juan Manuel Sánchez Gordillo, Diamantino García y Diego Cañamero ocupando fincas en demanda de la reforma agraria.

El 19 de diciembre de 2000, a la temprana edad de 53 años, moría Carlos Cano. Fuentes nunca trajo a su feria artistas de primera división como Carlos Cano. Vino Silvio. Vino Juanita Reina. Incluso vinieron Celtas Cortos, Paco Ibáñez, Albertucho, José Meneses y El Cabrero. Efectivamente, Carlos Cano se pasó la vida cantándole a Fuentes de Andalucía, sin saberlo. Y Fuentes le devolvió la deferencia cantándole a Carlos Cano más que a nadie en aquellos años en los que parecía que la revolución estaba al alcance de la mano. Hasta hubo un trío compuesto por Pepe Ricardo, Rafael Turutu y Carlos Lozano que saltó al ruedo de la copla y cantó en público las canciones de Carlos Cano. Fuentes fue aquel año más que ningún otro el pueblo de Carlos Cano.