Acaba la guerra civil. Los hombres que habían luchado defendiendo la República van volviendo a Fuentes, después de su paso por las cárceles o los campos de concentración. Han perdido la guerra, pero se prestan a seguir luchando por conseguir el ideal de su vida: La libertad. Ideal que llevan grabado en el interior de su espíritu desde mucho tiempo atrás porque son hombres que han crecido con la democracia que representó la II República.
El objetivo de la política agrícola del gobierno fue la intervención en la economía por medio del racionamiento y el control de precios. Para ello se creará el servicio nacional del trigo y la comisaría de abastecimientos y transportes, con el fin de asegurar la producción y la distribución equitativa de ciertos alimentos básicos, principalmente el trigo y el aceite de oliva. Sin embargo, esta injerencia política llevó a consecuencias desastrosas en la economía, pues los rendimientos se derrumbaron, pasando de un 128 a un 73 (Año base 1910=100).
Esto hizo necesario la importación de trigo desde Argentina, pero a pesar de ello, la mayoría de la población pasó hambre en los años 40 y, aunque el régimen quiso achacar esta situación a las condiciones climáticas adversas, la verdad es que fue debido a la desastrosa política agraria, pues al fijar el Estado el precio del trigo, los campesinos abandonaban este cultivo por otro o escondían sus cosechas para venderlas posteriormente en el mercado negro. El pequeño campesino agradecía este proceso ya que los precios les dejaban vivir, pero no tenía conciencia de las fabulosas ganancias que los grandes terratenientes obtenían con la venta de los productos agrícolas en el mercado negro.
Si a la subida de los precios alimenticios añadimos la bajada de los salarios de hambre que se situaron en muchas ocasiones en la cuarta parte de los percibidos antes de la guerra, nos encontraremos con la sensación de explotación salvaje que muchos campesinos de nuestras tierras sintieron aquellos años y comprenderemos mejor sus luchas reivindicativas. "El año 1941 fue terrible para el pueblo español, especialmente para los trabajadores y la clase media, que no disponían de recursos para adquirir en el mercado negro los alimentos que precisaban para no morir de hambre. Fue precisamente en 1941 cuando se consolidó la categoría de españoles privilegiados, quienes vivían encantados con el gobierno y la política del general Franco". En cambio, el obrero por el producto de una jornada de diez horas no podía comprar pan para alimentar a sus hijos", opiniones de Ramón Garriga en su obra La España de Franco, 1939-1942.
"La angustiosa situación provocada por la necesidad de pasar por el mercado negro estableció un régimen de trabajos forzados en que la familia entera tenía que cooperar: el padre apurando una jornada hasta llegar al agotamiento; la mujer buscando algún jornal como asistenta; los hijos empezando a trabajar a edades inferiores a las marcadas por la ley...", según Rafael Abella en el libro Por el Imperio hacia Dios. Crónica de una posguerra.
Desde 1942 se puede hablar ya de oposición al régimen, a pesar de los diferentes criterios con que los grupos se situaban frente a él o incluso la conciencia previa que cada grupo poseía frente a los problemas de la población española: hambre, cárceles, persecuciones, prensa, exilio… Así podemos decir que la oposición que empieza a gestarse se divide en: del interior o del exilio según sus hombres estén dentro de las fronteras o en extranjero; monárquica, compuesta por personajes de la alta burguesía que irán mostrando su disconformidad con el totalitarismo franquista a medida que la guerra mundial se decanta en favor de los países aliados y democrática, en la que intervienen aquellos grupos, partidos y/o sectores de la clase obrera que desean restaurar la república. Hasta los años 50 se puede mantener una nueva división de oposición interna: pacífica y de guerrilla.
Así pues, la oposición que los hombres y las mujeres de Fuentes presentan en este primer periodo la podemos encuadrar como una oposición interior, pacífica y democrática, que basan toda su acción en realizar diferentes formas de protesta. ejecutando actividades perseguidas, tales como la recogida de dinero para ayudar a los presos y represaliados políticos, escuchar noticias a través de Radio España Independiente, “La Pirenaica” y comentarlas en la plaza entre los obreros, cuando esperaban para ser llamados al tajo. Un solo ejemplar del Mundo Obrero, traído por Manolo “Robustiano” a duras penas de Dos Hermanas, es suficiente para enterarse de las ideas que en él se exponen ya que su difusión se realiza oralmente. Dos hombres que hablan en la esquina, aquellos otros que se juntan en un bar, u otros que trabajan codo a codo en el tajo, van transmitiéndose, sin que el poder se dé cuenta, las noticias y consignas que desde la dirección del PCE, también clandestina, se establecen.
Se puede decir, por tanto, que la lucha en Fuentes de Andalucía casi no se interrumpe una vez terminada la guerra civil. Entre los años 40 y 50 se desarrolla de diferentes formas. En esos años de posguerra la represión es bárbara, hay encarcelamientos a varios de los que regresaron del frente republicano y los que quedaron en el pueblo son estrechamente vigilados y represaliados. Al volver se encuentran sus organizaciones sindicales y políticas desarticuladas. Es necesario volver a organizarlas, aunque fuera en la clandestinidad, pero se necesita alguien capaz de hacerlo, aún poco a poco, alguien que fuera líder del movimiento obrero fontaniego. Este hombre, que según lo define un "camarada" suyo, era íntegro, valiente y de convicciones muy profundas, fue Manuel González, Manolo el de la "Robustiana".
Nada más llegar del campo de concentración, donde estuvo recluido algún tiempo, se puso a organizar el Partido Comunista junto a otros camaradas suyos: Manolo Valladares, Ricardito, los hermanos Bomba, Navarrito, Sebastián “El Pilduro”… Es la forma en que se va tejiendo de nuevo la trama de oposición al nuevo régimen establecido en España. Unos camaradas se juntan a otros que conocen y forman pequeños corpúsculos aislados y sin conexión, pero muy frágiles para ser desarticulados, ya que sus componentes están fichados por las fuerzas del orden y por tanto fácilmente controlables.
En el país resulta un tanto difícil hablar de oposición al régimen de Franco y no porque no existiera opinión personal, sino porque los dirigentes republicanos están en la cárcel o en el exilio. Situación que imposibilita a la diputación permanente de las Cortes, presidida por Negrín, recomponer la unidad de acción en contra del régimen franquista. Dicha situación se agrava con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, ya que muchos de estos dirigentes tienen que abandonar nuestra vecina Francia para instalarse en naciones más alejadas de la contiendan o más seguras, Inglaterra, URSS, Méjico.
Sin embargo, la oposición no ha perdido su base social, que vive aterrorizada, sin contactos e informaciones de ningún tipo y más desmoralizada, si cabe, desde la ocupación de Francia por Hitler, situación que viene a romper las pocas esperanzas que aún les queda de recomponer la desarticulada República. Son los comunistas y los sindicalistas de la CNT los primeros que intentan organizarse, aunque con gran dificultad por su parte e incluso desafiando a la gran represión que desde las fuerzas franquistas se ejercían sobre el pueblo. El partido que más le cuesta organizarse es el PSOE ya que sus dirigentes o bien han sido ajusticiados o están en el exilio desde donde dirigen el partido, pero alejados de la realidad social del país.
En el caso de Fuentes, un pequeño grupo de hombres y mujeres mantienen la llama de la esperanza en una clandestinidad absoluta y acabarán siendo para toda España un ejemplo de vanguardismo en la reorganización del PCE local, iniciando su lucha con la difusión de sus ideas de boca en boca. Uno de los graves problemas que en los años 40 afecta al pueblo español y sobre todo a la clase menos pudiente, fue la falta de alimentos ya que los productos agrícolas, después de la guerra, alcanzaron valores de hasta un 20 % superior a los industriales, comparados con la época de la preguerra. En esta década la agricultura sigue ostentando un papel importante en la economía española.