En ocho meses se celebrarán elecciones municipales en Andalucía. Aparte del PSOE, cuyo horizonte político es el regreso al bipartidismo monárquico, la izquierda en el estado español parece dividirse por el espacio en el que sitúa la línea del horizonte, fuera o dentro del cuadro del '78. La que asume los límites del cuadro buscará un proyecto concordante con el del PSOE. La que traza el horizonte fuera del marco quiere avances que se consoliden y duren, que sean difícilmente reversibles, es beligerante contra los poderes heredados del franquismo que habitan las estructuras del estado. También, aunque no estaba en los debates del 15M, parece tener interiorizada la plurinacionalidad de España. Digo parece porque con Andalucía duda.
Desde la constitución del 1978 ha habido dos proyectos de estado. Uno, el que representa la clave de bóveda monárquica, va desde Suárez a Sánchez. Dos, el que dibuja un horizonte de transformación fruto de la impugnación de régimen que significó el 15M y de la irresuelta cuestión territorial, lo representan Podemos, junto con fuerzas más o menos nacionalistas, como Els Comuns, Compromís, ERC, BNG, PNV o Bildu, incluso el PSV de Ximo Puig o el PSIB de Francina Armengol cabrían en ese conjunto. Todas ellas sitúan su contribución actual a la dirección de estado, en expresión de Pablo Iglesias, como elemento determinante para avanzar hacia un país más democrático, consiguientemente más federal/confederal.
Las izquierdas que comparten un horizonte situado fuera del cuadro borbónico son las atacadas con saña por todo el establishmen del régimen. Medios de comunicación, judicatura, cloacas policiales y alto funcionariado, actúan de líneas ofensivas. Montajes policiales, law fare, fake news y violencia política, ponen en práctica con precisión golpes blandos a la democracia. Ese bloque de dirección de estado no va a avanzar si en Andalucía no tiene fortaleza una izquierda andalucista con voluntad de poder. Sin un bloque andalucista de izquierdas reconocido y reconocible, la impugnación y el horizonte de transformación chocará con el Madrid es España y Andalucía su colonia interior. Piensen en el tamaño y población de Andalucía.
Los procesos relevantes de Podemos en Andalucía son buen ejemplo para intuir que existe un punto de máxima eficiencia para el que no se ha encontrado cartografía que dibuje su posición en el espacio político. Cuando los debates internos eran más o menos autonomía, más o menos capacidad de decisión propia, más o menos Andalucía nacionalidad histórica, más o menos poder territorial, las posiciones de Teresa Rodríguez arrasaban. Cuando el debate era más o menos voluntad de poder, más o menos querer entrar en los gobiernos con el PSOE para forzar cambios, más o menos institución, las posiciones de Pablo Iglesias arrasaban.
Llegarán las elecciones municipales, hay que decidir táctica y estratégicamente dónde trazar la línea del horizonte andaluz. Unas alianzas son refugio, otras refuerzo. Unas pasado, otras futuro.