Hace 117 años, en el verano de 1904, Fuentes vivía en la aparente quietud de un verano como el de estos días. A los vecinos sólo les alteraba el ir y venir de unos obreros que con su escalera al hombro recorrían las calles de Fuentes colocando en las fachadas de sus casas unas palometas donde irían los cables del tendido eléctrico, precisamente donde antes habían dado un brochazo con pintura roja señalando el lugar donde se instalarían dichas palometas. Los mismos obreros, una vez colocadas las palometas, tendían entre unas y otras los cables que constituirían el tendido eléctrico del pueblo. Algo realmente importante se preparaba para el futuro del pueblo.
El alumbrado público era obligación del ayuntamiento local. Hasta aquel año el de Fuentes estaba formado por unos faroles distribuidos estratégicamente por las calles del pueblo y que los encargados encendían las mechas impregnadas en petróleo cuando el sol se ocultaba por el horizonte y apagaban con las primeras luces del alba. Todos los años el ayuntamiento sacaba a subasta pública la concesión del alumbrado público para que el mejor postor se ocupase del mantenimiento de dicho servicio.
En la última década del siglo XIX, España va a experimentar un importante cambio en el uso de las fuentes de energía que mueven las máquinas de los diversos tipos de industrias que se levantan en el solar hispano. Se va incorporar como ya lo han hechos otros muchos países europeos el uso de una nueva energía, la electricidad. A partir de esos años se va a iniciar una carrera desorbitada para ver quién llegaba el primero en el uso de dicha energía. En nuestra comarca va a ser la ciudad de Écija la primera que sustituya los faroles de aceite y petróleo por la nueva fuentes energética. La inauguración del alumbrado eléctrico y de su fábrica de producción de electricidad, construida a orilla del rio Genil se va a producir el 29 de junio de 1897. Entonces todos los pueblos y ciudades de su alrededor quieren llegar a semejarse con la ciudad del Sol, que sus noches se iluminan por encima de la luz de la luna.
Fuentes no tardó mucho tiempo en seguir sus pasos. Un nuevo gobierno municipal toma posesión el 1 de enero de 1904 y en el cabildo del 4 de junio del mismo año el regidor síndico, Antonio Conde Hidalgo, manifestó que, dada la importancia de la localidad y siguiendo el ejemplo que a diario vienen dando municipios de igual o menor categoría, "se impone la sustitución del alumbrado público de petróleo por otro eléctrico, dado que las deficiencias del primero son demasiado notorias, bastando hacer constar la ineficacia de los distintos medios practicados hasta hoy para mejorar el sistema por las infinitas circunstancias que contribuyen a que sea poco menos que imposible la normalización del servicio".
Ahora le tocaba el turno de propuesta a la comisión de hacienda, que ye tenía confeccionados los presupuestos para el presente año, recortados porque se habían suprimido el arbitrio de pesas y medidas. Por ello propuso que, como la indicada reforma requerirá para su desarrollo y planteamiento medio año aproximadamente, si la corporación municipal aceptaba la implantación del referido alumbrado eléctrico, podría consignarse en el presupuesto del año 1905 la cantidad que se estimase conveniente para sufragar los gastos de dicho alumbrado, anunciándose, mientras tanto, la subasta pública para la electrificación de las vías públicas entre cuyas condiciones podría señalarse el primero de enero de 1905 como comienzo del contrato para el suministro del fluido eléctrico necesario para el mantenimiento del alumbrado local, y así, el ayuntamiento podría estar en condiciones de hacer frente a los gastos que este servicio ocasionaría y que sería superior al gasto del alumbrado por petróleo actual.
El cabildo, teniendo en cuenta que la mejora propuesta era de las que con más anhelo venía solicitando hace tiempo la opinión pública, acordó por unanimidad y en votación ordinaria, aceptar la propuesta del regidor síndico y ordenó que la comisión de policía urbana confeccionase el pliego de condiciones por el que habría de regirse la subasta y el contrato del alumbrado, y que la comisión de hacienda, al formar el proyecto de presupuesto para 1905, consignase en el artículo segundo del capítulo tercero el crédito que considerase necesario para poder cubrir la obligación que contraiga la municipalidad con los rematantes.
La comisión de policía urbana confeccionó un pliego de condiciones por las que habría de regirse la subasta pública del servicio de alumbrado eléctrico de la localidad. Este pliego, que fue aprobado por el cabildo municipal el día 9 de Junio de 1904 y contenía 28 condiciones, entre las que destacaban: Conceder a la empresa rematante un periodo de 20 años de concesión a partir del 1 de enero de 1905; autorizar a la empresa a facilitar el fluido a particulares o empresas; hacer que la instalación de los materiales y elementos necesarios sea por cuenta de la empresa concesionaria; prestar auxilio al concesionario para la conservación de la red y otros elementos; aplicar en beneficio del concesionario las disposiciones vigentes sobre expropiación forzosa, considerando el alumbrado eléctrico como servicio público; permitir que la instalación fuese aérea o subterránea; contar el alumbrado con 800 bujías, que era la antigua unidad de intensidad luminosa; comenzar a lucir el alumbrado media hora después de la puesta del Sol entre los meses de octubre a marzo y una hora los restantes meses; acordar el precio en 4.000 pesetas anuales; acordar que la instalación quedará entregada y al servicio público el 1 de enero de 1905.
La subasta se efectuó ante el notario de la villa, Juan González Gabella, el día 4 de agosto de 1904 y en ella además del referido notario estuvieron presentes el regidor síndico, Antonio Conde Hidalgo, y el alcalde, Francisco Javier de la Escalera y Fernández de Peñaranda, constituyéndose la mesa de subasta para contratar el servicio del suministro del alumbrado público por un plazo de 20 años a partir del 1 de enero de 1905. En ella se dio cuenta de que se había presentado sólo una propuesta, suscrita por los vecinos de Écija Juan Nepomuceno Díaz Custodio y José Piñero Fraile, a quienes provisionalmente la mesa adjudicó el referido servicio por la suma anual de cuatro mil pesetas, igual al tipo que venía fijado, otorgándoseles la oportuna escritura pública, por el regidor síndico. Posteriormente, por parte del ayuntamiento, se aceptó la ampliación de la sociedad adjudicataria del servicio del alumbrado público con la incorporación del vecino de Écija Mariano Barrios González.
El tendido eléctrico, y por tanto las lámparas para el alumbrado público, fue distribuido entre las calles: Marqués del Nervión (General Armero) Mal Suceso (Alarifes Ruiz Florindo), Cánovas (Plaza de Andalucía), Águilas, Alta, Soledad, Luna (Comandante Baeza), Pilar, Molinos, Tránsito, Revueltas, Horno, Alfonso XIII (Lora del Río), Santa María la Blanca, San Antonio, Écija (Huerta), San Sebastián, Cruz, Humildad, San Francisco, Moral (Santa Ángela de la Cruz), Compañía, Calvario, Sol, Palmas (San José), Estrella, Sevilla, Aurora, Arenal (Enfermero Ramón Barcia), San Miguel, Arrabal, Plaza de la Constitución (Plaza de España), Convento (Hermanas Sevilla), Nueva (San Juan Bosco), Monjas y Alameda.
El año nuevo comienza. A eso de las 7 de la tarde del día 1 de enero, el alcalde y autoridades locales, junto a la empresa concesionaria efectúan la puesta en funcionamiento del alumbrado. Se inaugura una nueva etapa para la vida social fontaniega. Fuentes ha entrado en la era de la tecnología y la nueva energía. Fuentes luce de otra forma. Los gastos de alumbrado comenzaron a pagarse a partir del mes de febrero de 1905 y al finalizar el año se habían abonado un total de 4.167’33 pesetas.