Un año más, estamos en plena feria del libro. Un año más celebramos el 23 de abril el Día del Libro y un año más todas y todos nos haremos lectores, disfrutaremos de conferencias, charlas, presentaciones de libros... Un año más me hago la misma pregunta ¿leer para qué?
Leer porque me ayuda a llegar a un lugar inesperado, a una isla mágica donde todo es posible.
Leer porque las palabras son un hechizo cargado de futuro.
Leer porque la lectura, su descubrimiento, es un milagro que nos salva de muestra fragilidad.
Leer porque el descifrar el sentido de las letras, de los textos, es algo tan maravilloso y extraño que nunca deberíamos dejar de practicar.
Leer porque desarrolla el pensamiento crítico, nos hace más libres y sabios.
Leer porque nos educa para el diálogo.
Leer porque nos cambia la mente.
Leer porque nos muestra otras vidas, otros mundos.
Leer porque en los libros encontramos ideas y sentimientos que en nosotros son confusos y nos ayuda a exteriorizarlos, entenderlos mejor.
Leer porque necesitamos sentirnos vivos, para escapar de la soledad no deseada, para disfrutar de la deseada y necesaria.
Leer para sentir que nuestra imaginación nos ayuda a salir de la mediocridad y de los grises que nos ahogan en nuestro día a día.
Leer porque sin los libros, sin la lectura el mundo sería más aburrido, más feo, tendría menos sentido.
Leer porque sirve para conocer mundos extraños, ajenos, que sin embargo los hacemos nuestro y así ampliamos nuestro corazón, nuestra mirada cambia, se vuelve más luminosa.
Leer porque sí, porque lo necesitamos y ya está, porque somos, o deberíamos ser, nativos lectoras y lectores.
Leer porque nos ayuda a empatizar con personas de otras culturas, de otros países, incluso los imaginados.
Leer porque nuestro cerebro lo necesita como nuestros pulmones necesitan respirar.
Leer, en fin, porque nos da la gana, porque en estos tiempos de prisas y de inmediatez la lectura nos regala sosiego, paz y razones para sentarse tranquilamente con un libro en las manos y las pantallas apagadas.