El Castillo del Hierro y una pequeña aldea, origen de Fuentes en plena Baja Edad Media, se hallaban enclavados en el extremo oriental del término de Carmona, a poca distancia del territorio de Écija, al este y el de Marchena, al sur En los terrenos circundantes al castillo, que es una llanura ondulada hacia el oeste y plenamente llana hacia el este y sur, se reconocían la existencia de numerosos manantiales y pozos, hasta un total de 32, además de numerosas lagunas endorreicas que aparecen en sus tierras, estas últimas emplazadas, principalmente en los pagos de Tierras Nuevas y conocidas como Las Romanas, comunicadas muchas entre sí. La abundancia de agua nos hace afirmar la procedencia del nombre de Fuentes que recibió la villa desde su origen.
La mayor parte de las lagunas han desaparecido como consecuencia de su colmatación artificial para poder utilizarlas como tierra de labor. Asimismo, muchos de los manantiales han desaparecido por la existencia de gran cantidad de pozos que los agricultores han construido en sus tierras y que han ido extrayendo el agua de la capa freática que alimentaba los antiguos manantiales y pozos mucho más superficiales. A pesar de ello intentaremos dar testimonio de algunos de ellos.
Fuente de la Reina: Es un manantial, que tiene su origen en época fenicia, con continuidad turdetana y romana, y con gran explotación durante la época musulmana, llegando hasta nuestros días cientos de metros de galerías de captación de aguas y canalización de las mismas, así como el abrevadero o pilarillo por donde emana el agua.
El manantial debió de ser determinante en la creación del asentamiento romano en las laderas del cerro adyacente, del que recogía el agua a través de diversas conducciones subterráneas y la canalizaba hasta la fuente que tiene una bóveda abierta con cinco arcos, en cuyo interior existe un gran pilar de piedra; otro elemento es el abrevadero, con un pilón de 16 m de largo. El conjunto se encuentra en buen estado de conservación.
Históricamente ha sido la fuente más importante de la localidad, por lo que el ayuntamiento siempre la ha protegido y reparado. En 1690, el cabildo de la ciudad decide hacer la fuente de piedra, para lo que contrata a un cantero de Morón llamado Antonio Gil. A lo largo del siglo XVIII, se continúan diversas reformas debido a la pérdida de suministro y a defectos en las conducciones. En el Cabildo celebrado 26 de Abril de 1737 se acuerda reparar las cañerías de la Fuente la Reina por las que se perdía mucha agua, lo que agravaba la escasez de caudal que tenía debido a las pocas lluvias que habían caído el anterior año de 1736 y significaba un gran perjuicio a los vecinos que tenían que traer agua de otros pozos muy distantes de la villa.
Por lo cual se le encarga al maestro albañil, Cristóbal Ruiz Florindo, que reconozca los desperfectos que había en la citada fuente y sus cañerías y haga un dictamen con el presupuesto aproximado de la obra a fin de que el depositario de propios libre la cantidad necesaria para ello. En 1787, se decide dotar a la fuente de una escalera y un paso hecho de rosca para evitar los daños del público a la construcción. A fines del siglo, se pone en marcha un proyecto general de conducción de las aguas potables para solucionar los problemas definitivamente. Recientemente ha sido restaurada y construido un pequeño parque rural en ella, con paneles explicativos de su construcción.
La Aljabara: Fernando III concede la ciudad de Carmona y su territorio a su segunda esposa, Juana Pontis, como señorío. El rey y la reina comenzaron muy pronto a repartir parte de sus bienes en forma de donadíos a las órdenes militares, en premio por su intervención en la toma de Sevilla y por ende de Carmona. La orden de Alcántara, a pesar de no haber intervenido directamente en la acciones de conquista, recibirá 20 yugadas (medida agraria equivalente a la tierra de labor que podía arar una yunta de animales de labor, bueyes, mulas u otros animales, en un día, equivalente a 60 fanegas) de tierra de labor en la Alhauara (palabra árabe que significa “la fuente”) actualmente Aljabara, en el actual término de Fuentes, 20 aranzadas (medida agraria con valores diferentes según la zona y que equivalía a la porción de tierra que puede ser arada por una yunta de bueyes en un día y se aplicaba principalmente a los cultivos arbóreos, viñedo y olivar, y a veces se le daba el valor de 400 cepas de vid) de viña y 10 de huerta. Así aparece en los textos de los Repartimientos de Sevilla:
“Ihesu
Desta guisa fisieron la partiÇión de Carmona, por mandado del rey Don Alonso
Martín Uannes, so ome, e Miguel Pérez, so escrivano. Y esta partiçión fue fecha del
almasén del rey. Los moros fincaron en lo suyo. E primera mente dio el rey ende estos
donadíos, e lo al diólo a los Pobladores que y pobló.I Donadíos Estos son los
donadíos:[ 6 ] Dio a la Horden de Alcántara unas casas e veinte heguadas (sic) de
heredad anno e ves en la en el (sic) Albauara, e veinte arançadas de vinnas e dies
arançadas de güerta”.
Esta es la primera noticia que se tiene del lugar y por ende de la fuente de la Aljabara.
Fuente del Cabo: Esta fuente ha sido un importante lugar para muchos de los habitantes fontaniegos, ya que en sus inmediaciones se levantaron numerosos chozos en los transcurrían la monótona vida de las familias más humildes que alimentaban a sus familias con lo poco que conseguían de la labranza de unas pequeñas parcelas. Había tal cantidad de chozos que se puede decir que era una aldea aneja a la villa. Está situada en el cruce del camino de Alcolea del Pinar justo por delante del abrevadero y del descansadero del pozo y la Cañada de la Fuente del Cabo. Consta de un pozo y de un abrevadero El agua de esta fuente era utilizada por estos vecinos para su abasto personal y para dar de beber sus ganados.
Las primeras noticias que se tienen de ella datan de 1516, cuando el corregidor de Écija, juez comisionado para entender el litigio entre Carmona y Fuentes, nacido por afirmar los vecinos de esta última aldea tener derechos a cortar encinas del encinar de la Fuente del Cabo, falló a favor de Fuentes. En la actualidad está abandonada y sus accesos llenos de hierbas y hojarascas.
El Pilarillo: Se encontraba situado en la confluencia de la calle Mayor con el Ruedo, frente a la explanada del CEIP Santa Teresa. También se le conocía como el Pilar de la Cerca. Había un pilón muy grande para que los animales de labor bebieran. Sus aguas procedían del antiguo lavadero situado en la confluencia de la calle Santa Ángela de la Cruz con la calle Compañía, que, al suprimirlo, sus aguas fueron conducidas subterráneamente hasta él mediante una galería realizada con ladrillos macizos. En los años 80 del pasado siglo sus aguas fueron llevadas hasta una fuente que se construyó detrás del actual pabellón deportivo, que llegan a ella tras pasar por un depósito construido en el polideportivo. Estas aguas constituyen el nacimiento del arroyo Madre de Fuentes, antiguo Guadalbardilla.
Las Barandillas: Es el denominado pilar del Matadero. En la actualidad, tras su traslado al otro lado de la carretera del ruedo en la misma década que el anterior, se ha construido encima una barriada conocida como la del Matadero por su proximidad al que fuera el edificio municipal para sacrificar las reses que se consumían en la localidad, hoy sede de la quesería La Verea. Su abundante agua, en ocasiones, ha servido para regar los huertos sociales. El agua hasta el original pilar, según versiones de la gente mayor, procede de la actual Plaza de Andalucía desde donde viene conducida por una galería abovedada de unos 70 cms de altura, en cuyo centro existe un caño encajonado entre tres ladrillos macizos, uno horizontal y los otros dos verticales por el que discurre el agua. Su nombre, Las Barandillas, seguramente procede de que el pilar estaba por debajo del nivel de los terrenos circundantes y para recoger el agua se tenía que bajar por una rampa a la que se le puso unas barandillas para que las personas mayores pudieran acceder a él y subir la rampa ayudados por ellas.
Pozo Santo: Es uno de los primeros pozos públicos de la localidad y de gran importancia para el abastecimiento de agua a sus habitantes. Esta situado en el camino de su mismo nombre cerca del cortijo de la yeguada de José Luis Escalera. Es de grandes dimensiones, con unas rejas para proteger su brocal, aunque actualmente tiene una placa que lo cierra. Fue muy importante antes de que llegase al pueblo el agua potable a las calles y casas por su abundancia de agua, la salubridad de ella y su proximidad al pueblo. En tiempos pasados había un camino que saliendo de la calle de su mismo nombre se dirigía hacia él y por donde la gente del pueblo traía, bien en carga personal, bien en burros, los cántaros de agua para su propio abastecimiento. Junto a él había dos pilares para que los ganados pudieran beber.
Pozo Ancho: Está situado en la Carrera. Se hizo en este lugar concreto porque fue en el único sitio cercano al pueblo que dio agua después de haberla buscando con barrenos en diferentes puntos alrededor de la villa. Cuando se empezó la fábrica del mismo se comprobó que en ese mismo lugar había habido anteriormente otro pozo, que con el tiempo se había desechado y rellenado de tierra. Fue tal la cantidad de agua que daba que no dejaba de trabajar en su construcción y obligó a poner varias ruedas de norias con muchos cangilones “que incesantemente de día y de noche sacaban agua, poniéndose bestias de hora en hora voluntariamente ofrecidas, de suerte que llegó el agua corriendo, que entraba por la calle Carrera y salía por la de Sevilla, media legua de distancia del pueblo. La obra fue costeada por varias personas pudientes del pueblo y realizada por el maestro Alonso Ruiz Florindo de Carmona. El año de su construcción fue en 1790.
Pozo la Reja: Cuando se estaba construyendo el anterior pozo Sebastián Hidalgo, el Mayor, vecino de la calle Sol, de más de 70 años, comunicó al escribano que siendo niño había oído decir a su abuelo y padre como habían conocido un pozo cercano al camino de Palma que le llamaban del Rubio y que a causa de haber echado allí a un soldado extranjero que habían matado, se quedó sin uso y que la mitad del empedrado que tenía se lo habían llevado para el pozo de los Palos. Su agua era potable y mucho mejor que la del pozo que se estaba haciendo en la Carrera. Llegado el otoño, comenzaron a trabajar dos jornaleros en el sitio señalado por Sebastián que pusieron un barreno el día 28 de Septiembre y al día siguiente encontraron agua y tras unos días encontraron los restos del anterior pozo. Su obra, acabada en el mes de Enero de 1791, fue sufragada por varios vecinos pudientes y el resto, 2.500 reales de vellón, de la sisa del aguardiente. Al pozo se le pusieron 4 rejas y en la que daba al oriente se le puso el nombre de Pozo del Rubio.
En el interior del casco urbano había dos importantes norias que suministraban agua a sendas huertas. La primera era la que estaba en la llamada Huerta, actualmente de propiedad municipal y la segunda era la que abastecía de agua a la huerta de las Moreíllas, situada en la calle San Francisco, que según testimonio de los mayores del lugar poseía un abundante caudal.