La francesa/española/marroquí Marian Cobos pasa temporadas en Fuentes pintando, esculpiendo y escribiendo. De padres malagueños, nació en Tánger cuando era la ciudad marroquí estaba troceada (entre 1923 y 1956) y repartida entre varios países europeos. Marian nació en una ciudad gobernada por nueve países, entre ellos España, junto a Italia, Francia, Portugal, Bélgica… En realidad, nació en una ciudad que aún no era marroquí, así que lo correcto sería decir que es española y francesa. Marian ha vivido en Francia y Suiza, antes de recalar en Fuentes, un poco por causalidad. Aquí pasa largas temporadas, cada vez más largas, en la casa que compró y rehabilitó por completo en la calle Soledad.
Pregunta.- La verdad es que tienes para escribir una historia.
Respuesta.- Sí, aunque soy de padres españoles, mi cultura es francesa, aunque siempre he hablado el español andaluz. También hablo francés, alemán… que me sirvió cuando me casé y me fui a Basilea (Suiza). Luego volví a España, pero siempre he echado de menos mucho hablar francés. Aquí no lo podía hablar con nadie. Un buen día cumplí mi sueño cuando conocí a un señor que vivía en Francia, me enamoré y nos fuimos a vivir a una aldeita francesa donde tenemos una casa en el campo, somos nada más que catorce o quince vecinos.
P.- ¿Por qué Fuentes?
R.- Fue pura casualidad. En España conservo a mis hijos, amistades y una casa alquilada en Sevilla donde guardaba mis esculturas. Entonces, buscando, encontramos aquí una casita a muy buen precio, aunque en ruina total. Poco a poco la pusimos a nuestro gusto y cada día me alegro más de haber caído en este pueblo porque es tan bonito, tan acogedor… Aquí necesitas algo y todo el mundo te ayuda. Recuerdo que cuando llegué, no teníamos ni agua en casa y me sentí muy bien acogida por las vecinas de la calle Soledad (Zaharilla) que se volcaron conmigo. Esto para mí es primordial porque no me encuentro sola. Incluso una chica a la que apenas conocía me ayudó muchísimo con el papeleo que tenía que tramitar para divorciarme de mi primer marido. Sin conocerme apenas siempre estuvo dispuesta a hacerme favores. Claro, yo estaba entonces en Francia.
P.- ¿Qué tiempo sueles pasar en Fuentes?
R.- Cada vez más tiempo. Al principio solía estar solo dos meses. Tengo mucha familia y no me daba tiempo a visitarlos a todos. Así que ahora Antoine y yo hemos estado seis meses (este viernes pasado han viajado a Francia). Tengo un hijo cantautor que cumple 25 años de carrera y me gustaría estar junto a él, pero bueno, la verdad es que me gustaría terminar aquí en Fuentes.
P.- ¿A qué dedicas aquí tu tiempo?
R.- Como hago tantas cosas aquí, no paro. Pinto, escribo. De hecho, tengo cinco libros, tres en español y dos en francés. Los libros en español están en la biblioteca de Fuentes, a la que he donado y dedicado "Aurora: historia de un nombre común", "Espinas y jazmines" y "Sin pie y con cabeza". Este último es un micro relato.
P.- ¿Qué encuentras en Fuentes que no tienes en Francia?
R.- La amabilidad, la convivencia que hay aquí. Los franceses no tienen la simpatía ni la generosidad de aquí. Aquí puedo dejar las llaves a cualquier vecina mientras estoy en Francia, cosa que allí no puedo hacer. Aquí tengo de todo al alcance: tiendas de comestibles, farmacias… Allí vivimos un poco aislados. Eso sí, echo de menos los bosquecillos, lo verde que está todo, la tranquilidad, lógicamente. Aquí, de vez en cuando hay jaleo, así que es difícil volver a la reflexión, los paseos por el bosque.
P.- ¿Cómo explicarías Fuentes a los franceses?
R.- Como ya lo hago. Fuentes es un pueblo entre Sevilla y Córdoba, acogedor, con gente generosa, monumentos barrocos, muchas casas señoriales y una iglesia preciosa recientemente restaurada. Un pueblo típicamente andaluz que conserva sus costumbres. Estoy enamorada de Fuentes. Si te gusta el sol y el calor, disfrútalo en verano.