Sí, el 8M llega y una se siente obligada a escribir sobre el significado de ese día, del feminismo, su significado y su importancia, porque ha sido la revolución más importante del siglo XX y no me olvido de la mexicana, la bolchevique, la alemana del 18, mayo del 68, a todas ellas, a unas más que otras, les faltó voluntad para crear un mundo donde la mujer ocupara el sitio que verdaderamente le corresponde.
El feminismo no es celebrar un día en el que todas y todos somos igualitarios, en el que muchos y muchas, de manera condescendiente, miramos con una sonrisa las manifestaciones, las lecturas de manifiestos y reuniones festivas donde se celebra la sororidad y compañerismo entre mujeres. No es un día institucional donde las políticas y los políticos hacen solemnes declaraciones sobre la igualdad y dicen lo feministas que son, por supuesto.
Hay todavía mucho por lo que luchar: las temporeras de Huelva que apenas disponen de servicio en los tajos o están sucios y desaseados, que denuncian abusos y nadie nos acordamos de ello, la desigualdad salarial, la conciliación en las familias que no termina de llegar, los cuidados que siguen siendo responsabilidad de las mujeres, la culpabilidad y responsabilidad de la mujer si la acosan o violan...
Todavía existe la creencia de que un mujer que va como le da la gana va provocando al macho (él no, él puede ir sin camiseta por la vida y señalando paquete, pero una mujer a la que se le señalan los pezones…), en la violencia que no cesa, no sólo los terribles asesinatos, sino la psicológica, esa que te va minado y te anula como persona con comentarios como “no opines, tú no sabes de eso, cállate que te doy así, dónde vas con esa falda, mi mujer no sabe hacer un comida decente, anda que no charlan y critican na las mujeres”.
Claro, ellos no hablan en el bar, allí se dedican a filosofar. Cuando las mujeres invadimos el espacio público molestamos porque, al parecer, el espacio público es propiedad de los hombres. Ganar el derecho a ese espacio es otro motivo para el cambio social por el que el feminismo lucha. Tenemos que ser visibles, exigir nuestro lugar. La perspectiva de género tiene que estar presente en cada sitio, en cada proyecto, en cada comunidad, en cada lugar de encuentro y trabajo. Somos la mitad de la población y tenemos el derecho y el deber de estar presentes y aportar nuestra visión del mundo y de la vida.
Mujeres, el camino de la igualdad no está hecho, el camino, como dijo el poeta, se hace al andar. No podemos pensar que las cosas son y han sido siempre así. La historia nos demuestra lo contrario, una historia con perspectiva de género en la que se ha silenciado la presencia de mujeres albañilas, pintoras, escritoras, políticas, revolucionarias, cuidadoras, inventoras, científicas, cazadoras prehistóricas, aventureras, arquitectas, zapateras, tejedoras, curanderas quemadas por brujas cuando a la medicina adueñada por los hombres les estorbó, así podíamos seguir y seguir.
El día 8 estaré con mis compañeras, una vez más, en la plaza del Pumarejo de Sevilla con las Mujeres Sobrevivientes y más tarde en la manifestación, porque sí hay que estar presente el día 8 y todos los días del año.