Los Cerros de San Pedro están situados a unos 6 kilómetros de Fuentes y en el límite con el término de Carmona. Forman un conjunto de elevaciones que ascienden desde una altura de 145 metros sobre el nivel del mar hasta una máxima de 205 metros. El conjunto de los cerros, aunque unidos por laderas más o menos suaves, se encuentran divididos en dos grupos por una vaguada que los atraviesa de este a oeste, siendo las colinas del norte más elevadas que las del sur.
En su constitución geológica están formados por montículos arenosos, areniscas y calcarenitas que forman las cumbres de estos cerros y que permiten filtrar el agua de lluvia hasta las bases de los mismos, formadas por barro arcilloso impermeable. Por su superficie escurre el agua hasta aflorar en las laderas de los cerros. Así se convierte en una zona freática que alcanza un alto grado de saturación acuosa y, al ser los montículos bastante voluminosos y de considerables dimensiones, el agua que pueden almacenar representa una reserva importante que fluye a través de numerosas fuentes y manantiales naturales.
Entre los manantiales y fuentes de estos lugares destacan:
La Tinajita, Cortijo situado en pleno corazón de los Cerros San Pedro
Los cerros albergan la mesa o meseta donde se asentaron los primeros pueblos turdetanos y se extende hacia el este en dirección a Fuentes. En él se encuentra una de las mayores planicies de todos los cortijos que se levantan alrededor de los Cerros. El cortijo llamado La Tinajita está situado en pleno corazón de los Cerros San Pedro. Debe su nombre a una laguna situada al norte del caserío, que tiene forma de una tinaja enterrada. Al este, a escasos metros de dicho caserío, existe un pozo, entre palmeras y pinos, que crean un ambiente de frescor en su entorno muy aceptable para combatir las altas temperaturas del estío. En la actualidad está cerrado con una lancha de cemento y junto a él se levanta un alargado pilar que estaba destinado a dar de beber al ganado.
La Fuente del Carmen
Se encuentra muy cerca del cortijo de su nombre, más conocido como cortijo de la Pepa, por ser este el nombre de su propietaria, en una vaguada entre el caserío y los Cerros. Por su construcción es un pozo de muy poca profundidad que se hizo a unos metros de donde brotaba de la tierra el manantial, muy cerca de la ladera oeste del cerro principal, y cuya finalidad principal era que decantara la tierra y arena que venía mezclada con el agua desde su nacimiento, convirtiéndola tras el proceso en un agua cristalina que era conducida por medio de un conducto cerrado a los pilares que se iban llenando y circulando por ellos ya que el agua no dejaba de correr. En este pozo, conducto y pilar se pueden apreciar restos arqueológicos mezclados con la argamasa utilizada en su construcción. En un paramento semicircular situado al inicio del pilar se puede leer 1920, seguramente fecha en que fuese reparado. Comúnmente se le ha venido llamando como Pozo de las Neas por la abundancia de esta planta en sus alrededores. La nea, enea o anea es una planta herbácea de tallos altos y cilíndricos, hojas perennes, largas y estrechas, dispuestas en dos filas a lo largo del tallo, con flores agrupadas en densas espigas cilíndricas y fruto de color castaño oscuro, que crece en lugares pantanosos. Todo el conjunto está abandonado y en muy mal estado.
Pozo de los Cerros
Está situado en una ladera junto al cortijo del Carmen o La Pepa. En su origen debió de ser de idénticas característica que el anterior. Hoy en día el diámetro del pozo ha sido ampliado y su brocal construido con ladrillo de épocas recientes, con presencia de agua, pero su pilar es antiguo y presenta unas características similares al de la fuente del Carmen, aunque más alto y en su construcción se han empleado argamasa con elementos de restos arqueológicos y piedras. Al final de él existe una piedra labrada con un pequeño caño en su centro para permitir la salida del agua sobrante. El pilar está abandonado y sin uso.
Los Álamos
Al sur del cortijo del Carmen se encuentra el cortijo de Los Álamos, que recibe su nombre del arroyo que nace de un manantial en la ladera del cerro que hay al noroeste y que le sirve de cobijo a la espalda del caserío. El curso de este arroyo, también llamado arroyo Tarajal, al pasar cerca del cortijo se ensancha considerablemente, convirtiendo ambas riberas en un humedal que ha sido poblado desde muy antiguo por un exuberante bosque de álamos blancos, de los que recibe su nombre. Muy cerca de este ensanche y del cortijo hay un pequeño pozo con brocal de piedra muy bajo y sin tapar con agua a casi unos 50 centímetros de la superficie. En la actualidad está casi cubierto por una higuera que tiene sus raíces en el interior del pozo y cuyas ramas apenas dejan espacio ni siquiera para ver su interior. El uso de sus aguas es nulo. Carece de pilar. Sin embargo la visión que ofrecen los troncos de los álamos cerca de él es muy singular. Hacia el sur una cantera de arena ha destruido el paisaje de los cerros al horadar sus profundidades, creando importantes y profundos barrancos.
Albadalejo
Se encuentra situado al sur de los Álamos. Su nombre proviene del árabe Al-Balat, que significa palacio. Popularmente es conocido como El Lejio, ya que en otro tiempo estas tierras eran baldías del común de vecinos, que tras la desamortización de Madoz en 1855 se convirtieron en grandes cortijos de particulares. En sus tierras se construyó el cortijo de San Pedro de Albaladejo, que dio nombre a los Cerros de San Pedro. A los pies de un pequeño montículo de arena en su cara sur aparece un pequeño manantial que nutre a un pozo con agua a ras del suelo con medio brocal, pero con una gran profusión de ramajes y neas que impiden que llegue el agua al pilar situado más abajo, cerca del camino de la Fuente del Moro y renovado con ladrillos puestos en sardiné. El agua estancada está llena de multitud de ovas que originan que el color del agua sea verde. La limpieza de este pozo y su conducción al pilar una vez realizada su oportuna limpieza dotaría al paisaje de una gran belleza.
La Ricia o Recias
Al este de este pozo y el lugar de la Ricia muy cerca del camino de la Fuente del Moro al pie de un pequeño cerro se encuentra un pozo entre una maraña de higueras que con un conducto entre ellas termina en un gran pilar. Posiblemente en sus inmediaciones pasaría un camino que iría hasta el cortijo de San Pedro de Albaladejo. Tanto el pozo como su manantial están secos y el pilar lleno de hojarascas y hierbas. El sistema de obtener el agua y transportarla al pilar es semejante a los otros pozos y pilares. El agua manaría en un punto de la ladera del cerro desde donde se conduciría al pozo de escasa profundidad, que serviría de aljibe para almacenar y decantar el agua, que al rebosar iría conducida por un canalillo hasta que caía al pilar que estaba situado en la parte más baja de la ladera y este pilar tendría una pieza al final con una abertura para que el agua sobrante fuera a parar al arroyo que nacía a sus pies. Este manantial tiene el pozo entre muchas y grandes higueras, que impiden verlo a simple vista. Su pozo situado a la sobra de una gran higuera está colmatado y carece de agua y su pilar tiene un estado casi ruinoso Pero que se puede ver perfectamente.
El Cañuelo
Se sitúa al este del Cortijo de los Álamos y es el origen del arroyo del Cañuelo que se une al arroyo Sanguino más al sur en el Llano de las Pitas. En la ladera de un pequeño cerro existe una poza de piedra de poco diámetro que sirve para encauzar el agua de un manantial, de los muchos que hay en los cerros, que al rebosar sale como un caño que comienza a correr ladera abajo. El agua desde la salida de la poza es conducida por un canal de ladrillos macizos hasta un pilar de tres cuerpos. Actualmente el caño está atrapado por las raíces de higueras silvestres que han buscado la humedad del agua que quedaba en el caño y en el pilar, por haber dejado de ser utilizado por los ganaderos hace ya muchos años, encontrándose en una situación de deterioro muy avanzado. Sin embargo debió ser uno de los pilares importantes de la zona.
La Herradura
En este cortijo, situado al norte de los Cerros también existe un pozo de idénticas características que los anteriores, pero situado en una lama alejada del caserío, en la ladera norte de la mesa donde existía el asentamiento turdetano. Por la lejanía al cortijo y la ausencia de ganadería es poco utilizado en la actualidad.