Cuando se habla de conservación de la biodiversidad, la primera imagen que se viene a la cabeza es la de ecosistemas naturales poco alterados, donde las especies más amenazadas pueden sobrevivir alejadas de las perturbaciones provocadas por el hombre. De hecho, lo más frecuente es pensar en áreas protegidas, en bosques, ríos, humedales, marismas o ecosistemas de montaña, pero muy pocas veces pensamos que también existe naturaleza y fauna en paisajes dominados por la agricultura, como el caso de Fuentes de Andalucía.
¿No hay quizá vida entre los trigales que crecen aquí o entre los campos de girasoles y olivares? ¿Carecen de valor las especies que viven aquí? Pues no, todo lo contrario. Hay sobre todo numerosas especies de aves, algunas de ellas amenazadas, otras en peligro de extinción, cuyas poblaciones se encuentran en estas zonas agrícolas. Son ejemplos de ello la avutarda, el sisón, el cernícalo primilla, el aguilucho cenizo, el alcaraván o la propia perdiz roja, cada vez más escasa. Por lo tanto, sólo en apariencia es una tierra sin más vida que los trigales, girasoles u olivos. Eso se ve, claro, cuando sabemos mirar y apreciar lo que tenemos.
En otras palabras, no es necesario ver especies tan populares como el lince ibérico, el águila real o el buitre leonado para determinar la importancia de una zona en cuanto a su biodiversidad. Los campos de Fuentes tienen también gran valor. Además, muy cerca de aquí, en Lora del Río ya se han visto linces ibéricos y es probable que si continúa su recuperación, podamos tenerlos en nuestro término municipal. Mientras tanto, en según qué épocas del año, durante los diferentes pasos migratorios se recogen en nuestro pueblo un sinfín de especies de gran interés, como la grulla, el buitre negro, el águila imperial...
Es conveniente dar a conocer qué zonas son importantes para la conservación de estas especies, sobre todo de las aves esteparias y de la colonia tan importante de cernícalo primilla que tenemos en el Castillo del Hierro, las cuales son seguidas metódicamente, igual que el aguilucho cenizo, que cría en nuestros trigales, por los agentes medioambientales de la Junta de Andalucía y la ayuda de la Guardería Rural Municipal para asegurar la conservación de estas poblaciones de aves tan características de la zona.
La Campiña no se caracteriza por albergar muchas especies, sino por ser un hábitat singular para la avutarda, el sisón, el alcaraván, el cernícalo primilla, la carraca europea, o el aguilucho cenizo, que encuentran en este tipo de ambientes su hábitat idóneo. En el recién actualizado Libro Rojo de las Aves de España, el sisón y la carraca están catalogados en peligro de extinción, y el cernícalo primilla y el aguilucho cenizo, como vulnerables, igual que la avutarda, el ave más pesada que puede volar en la península ibérica. También se registran mamíferos de interés y que son un indicador de que este ecosistema se está regenerando. Son los casos del tejón y de la nutria que, aunque parezca mentira, los tenemos aquí.
Las siguientes preguntas son ¿cuáles son los principales riesgos y amenazas para las especies en un entorno tan manipulado por el ser humano? ¿Seguirán estás especies habitando nuestro territorio? Ojalá sea así y todos las veamos, pero recordad que nuestro pueblo es un punto muy importante y que se está tomando mucho interés por él en este ámbito, en la fotografía de naturaleza, en el turismo medioambiental. Tenemos un gran potencial, somos unos privilegiados.