La guerra de los caminos de la Monclova promete durar cien años, lo que duró el enfrentamiento entre los reinos de Inglaterra y Francia en los siglos XIV y XV. Finalizaba la Edad Media y el feudalismo daba sus últimas boqueadas. De feudalismo se habla todavía en las tierras del latifundio de la Monclova para describir el trato que los guardas del castillo dan a quienes tienen la osadía de adentrarse por la red de caminos que cruzan la finca de la duquesa del Infantado. Malos modos, amenazas e insultos de grueso calibre se escuchan en el camino del Alamillo cada dos por tres. Da miedo mirarle a la cara a algunos de los guardas que atraviesan su todoterreno en mitad de la calzada cada vez que algún vehículo se adentra más allá del arroyo.
Caminos públicos, sostiene el ayuntamiento, caminos privados, responde el encargado de la finca. No hay que pedir permiso para circular por una docena de los caminos que recorren las 11.011 fanegas de Monclova, dice el ayuntamiento. Hay que pedir permiso, dice el perito encargado, Manuel García. Por lo menos hay que avisar antes de pisar la finca, exige el encargado. La discusión se desarrolla junto al poblado del castillo. Asisten el encargado de la finca, el coordinador de Urbanismo, Juan Martínez, el inspector de Urbanismo Francisco Aguilar, dos guardas rurales de Fuentes y un guarda de coto del castillo. El periodista se limita a observar y a tomar nota de una discusión que transcurre en tono educado, encendida pero educada, entre los primeros y totalmente fuera de tono por parte del guarda de coto del castillo, que amenaza de muerte a uno de los guardas rurales de Fuentes. "¡De aquí no sales tú hoy con la yugular entera!", le espeta.
El perito Manuel García defiende los intereses de la empresa argumentando que la finca tiene infinidad de caminos, muchos de ellos hechos en el pasado cuando allí vivían decenas de colonos que iban de unas casas a otras dentro de las tierras del duque. Muchos caminos dejaron de existir cuando fueron innecesarios al desaparecer las casas de los colonos. Otros han quedado, pero siguen siendo propios de la finca. Caminos privados, por tanto. Y como tales, vedados a toda persona ajena a la explotación agraria. No hay derecho a usar los caminos del castillo porque no hay diferentes parcelas, sino una única propiedad. Hasta aquí llega el razonamiento de la empresa.
Por su parte, el coordinador de Urbanismo, Juan Martínez, reconoce que no todos los caminos de la Monclova son públicos, pero sí alrededor de una docena de ellos. Y lo avala con resoluciones del catastro y del Tribunal Económico y Administrativo de Andalucía (ministerio de Hacienda), que se pronunciaron a favor de las tesis del ayuntamiento hace cuatro y tres años, respectivamente. Esas resoluciones están recurridas por la empresa y pendientes de dictamen. Por lo tanto, mientras no se dicte una sentencia definitiva, la legalidad vigente es que esos caminos en litigio deben ser considerados como públicos y cualquier ciudadano tiene derecho a utilizados libremente sin temor a enfrentarse a las amenazas de los guardas del coto. Mucho menos, con malos modos, como es la norma de la casa. Modos propios de los señores feudales de otros tiempos.
La disputa viene de lejos y tiene pinta de ir más lejos todavía. Las quejas de los vecinos por el trato de los guardas y las dificultades que les ponen cada vez que usan alguno de los caminos de la Monclova inundaron pronto los despachos del ayuntamiento. Quejas individuales y quejas colectivas. Como la presentada por el club de ciclistas de Fuentes, que tuvo de renunciar al disfrute de uno de los parajes rurales más bonitos del término municipal por las amenazas de los guardas del castillo. El presidente del club ciclista BTT de Fuentes, José Antonio Muñoz "Pachi", dice que hace tiempo que dejaron de usar los caminos que atraviesan el castillo porque hacerlo conllevaba una bronca segura con los guardas. Broncas que más de una vez estuvo a punto de llegar a las manos.
El presidente del club ciclista califica a los guardas del castillo de "paranoicos". "Los choques han existido desde siempre", asegura. En una ocasión, de paso para La Luisiana, la cosa se puso tan tensa que hubo de separar a varios que se querían pegar y la cosa acabó en el cuartel de la Guardia Civil de La Luisiana. "Los guardias civiles llamaron a la Monclova para pedir que, a la vuelta, no nos molestaran, pero que la denuncia contra los guardas del castillo la presentáramos en Fuentes", asegura Pachi. Una vez en Fuentes, el cuartel de la Guardia Civil estaba sin servicio y, al día siguiente, no estaba el sargento... Vuelva usted otro día. Silencio y olvido. "Claramente, lo que pasa es que nadie quiere enfrentarse con el castillo y nosotros, que salimos a disfrutar, al final desistimos de usar esos caminos para evitar el mal rollo de siempre", concluye.
En los periodos de mayor presión vecinal, el ayuntamiento ha plantado cara a la empresa, que en algunos momentos parecía avenirse a un posible acuerdo que dejara de lado las prohibiciones de paso y los malos modos. Pero después todo quedaba en buenas palabras y seguían pasando los años sin más problemas. Bueno, con el problema de que la mayoría de los vecinos y vecinas de Fuentes han renunciado a transitar esos caminos, a no ser que sea estrictamente necesario. Y con ello, a perder el derecho al disfrute de esa parte del territorio. La voluntad clara de la empresa es seguir dificultando el paso a todo el mundo. Incluido al propio coordinador de Urbanismo, que ha visto cómo le salía al paso un todoterreno para cortarle el camino y gritarle el guarda que se diera la vuelta porque estaba invadiendo una propiedad privada. Han llegado a cerrar el paso de uno de esos caminos con cadena y candado. La tuvieron que quitar porque el ayuntamiento le abrió un expediente sancionador.
La otra artimaña que emplea la empresa es dejar los caminos públicos en absoluto abandono. Arregla sólo los privados. Así, los caminos públicos en invierno son viales intransitables por el barro y las lagunas y en verano aparecen tomados por los matojos. Doble barrera de obstáculos. En el recorrido por los caminos de la finca para hacer este reportaje, el pasado miércoles, apareció un vertedero ilegal en medio de un eucaliptal que hay junto al poblado. Ante el más que posible delito ambiental, al inspector de Urbanismo no le quedó más remedio que abrir un expediente que será elevado a las autoridades de Medio Ambiente. Toda la defensa del encargado consistió en decir que eso lleva allí "toda la vida" sin que haya habido problema hasta ahora.
La empresa reprocha al ayuntamiento que mire al castillo con especial inquina, cuando ella tiene buena disposición hacia la gente de Fuentes y que ha colaborado con el pueblo siempre que se ha organizado algún acto. Que ha mandado un toro cuando llegaba la feria, apoyado a la cámara agraria o acogido celebraciones públicas como la romería. Desde el ayuntamiento responden que una cosa no quita la otra y que para un administrador municipal sería hacer dejación de responsabilidad no defender lo que a todas luces es público. Añaden que "con el ayuntamiento actual la gente del castillo no ha colaborado en nada. Si acaso, todo lo contrario. Es el ayuntamiento el que ha colaborado con el castillo a través de la oficina de turismo".
Precisamente, el conflicto se ha avivado por la intención del ayuntamiento de iniciar ahora el arreglo de algunos caminos públicos que atraviesan las tierras de la Monclova. Porque sospecha que si no lo hace pronto, cuando quiera darse cuenta muchos caminos habrán desaparecido por el estado de abandono en el que están. Juan Martínez afirma que va a mandar las máquinas a empezar los arreglos. A ver qué hacen los guardas.
Y los guardas harán lo que diga Don Manuel, cuya palabra es ley más allá del arroyo del Alamillo. "Yo, con el castillo, a muerte porque es mi pan", se defiende a voces el guarda ante las críticas de actuar como un perro guardián y de traspasar todas las líneas de lo razonable en el siglo XXI a la hora de cerrar el paso a cualquier persona que transite por un camino que, mientras no se demuestre lo contrario, es público. Hay que pedir permiso, repiten machaconamente en el castillo. No vamos a pedir permiso, devuelven el argumento desde el ayuntamiento.
La razón del municipio es que el camino del Alamillo es a los campos del término municipal, lo que la Carrera a Fuentes. Y por la misma razón que nadie de la Monclova anuncia que va a usar la Carrera, ni pide permiso para hacerlo, nadie de Fuentes tiene que anunciar u obtener autorización para recorrer el camino del Alamillo. O el camino de Palma. O la vereda. A no ser que Fuentes siga anclada en tiempos anteriores al descubrimiento de América, hito histórico que supuso el fin de la Edad Media y dio paso a la moderna. Aunque la guerra por los caminos de la Monclova va camino de durar cien años.