Si hay un fenómeno de la naturaleza que altere el ánimo, ese es el viento. Los caminos que conducen a Fuentes son muchos, tantos como los aires que lo surcan. Fuentes es fundamentalmente un llano. De hecho, eso es lo que significa campiña: espacio grande de tierra llana labrantía. La gente del campo siempre está pendiente del agua, por su escasez, y cómo no, también de los vientos. Los fenómenos meteorológicos son la obsesión permanente del campesino. Para el agricultor resulta importantísimo conocer la dirección de los vientos dominantes en este lugar de la campiña.
La razón es que un rumbo determinado puede traer el agua, otro barrer las nubes, los de este lado suelen ser fríos, los de aquel otro muy secos. Dicen los viejos del lugar que los ingredientes para una buena o mala cosecha son la dirección del aire, la procedencia de las nubes, la forma de las lluvias y las temperaturas. El papel que juega el viento, con sus variadas características (seco, húmedo, frío, cálido, moderado, huracanado...) influye decisivamente en el tipo de cultivos de esta zona, de forma útil o peligrosa, según los casos.
Hay una frase que dice "cuando con solano llueve, hasta las piedras se mueven". El solano es el aire malo, el que no es de abajo. El solano solo tiene voz aquí para sus malas hazañas, el que enhuera la espiga, merma la aceituna y agrieta las tierras negras del Donadío. Viento del este, viento del oeste. El aire del oeste, que a Fuentes llega desde el Atlántico, suele ser fresco, bueno para los campos. Del sureste viene el maldito levante, aire del Mediterráneo y del desierto. En verano trae la calima. Siroco le llaman por aquellos lares.
Sin embargo, a veces cuando sopla suave con estabilidad atmosférica, lo que se acompaña sobre todo a primeras y últimas horas del día, se dice que el tiempo está blando, que hay "blandura", en referencia también a la alta humedad. Entre los beneficios agrícolas del viento podemos citar los siguientes: renovación del aire, que favorece la transpiración de las plantas. Transporte del polen y fecundación de flores. Aumenta la dureza del tronco y ramas y potencia el enraizamiento. Los vientos suaves someten a los tallos de los cereales a una gimnasia rítmica que les viene muy bien para encañar. Además, al remover las capas de aire frío que hay junto al suelo, evita las heladas nocturnas de irradiación.
También barre las nieblas y ayuda al secado de los henos y alfalfas recién segadas y de los suelos muy encharcados. Como efectos perjudiciales ocasionados por el viento podríamos citar la desecación y endurecimiento de los suelos después de las lluvias o los riegos. Puede provocar el vuelco o encamado de los cereales, la deformación de la copa de los árboles en zona de vientos muy persistentes en una misma dirección.
Los vientos fríos de primavera pasman los cereales y los garbanzos también destruyen los brotes y capullos de las flores. Los vientos cálidos y secos del estío arrebatan las espigas antes de granar y deshidratan las plantas y arbustos. El solano arranca las hojas y flores y troncha las vainas cuando es violento. También transporta las semillas de malas hierbas (cardo, amapola, avena loca...). Igual que los insectos dañinos (langostas, pulgones, etc.) y las criptógamas (hongos como el oídio, el mildiu, etc.).
Los vientos persistentes y fuertes roban del suelo la capa de tierra fértil, produciendo la erosión eólica. Otras veces el viento es el acompañante inmediato y, a veces, el responsable directo de muchas adversidades de la agricultura. Son los vientos fríos y secos que acompañan a las invasiones de aire polar, como las heladas. Los Vientos cálidos y secos se asocian a las olas de calor en primavera y verano y las rachas de viento posteriores al paso de los frentes fríos, con su cortejo de intensos chubascos copiosos o aguaceros.
El dios Eolo, hijo de Poseidón y Harne, no tiene dueño, nunca se deja dominar. Dijo Séneca que "cuando no sabemos a qué puerto nos dirigimos, todos los vientos son desfavorables". En la mitología, Bóreas es el viento del norte que trae el frío aire invernal. Noto es el viento del sur que trae las tormentas de finales del verano y del otoño. Euro es el viento del este. Céfiro es viento del oeste, que trae las suaves brisas de la primavera y principios del verano.