El autoconsumo eléctrico empieza a extenderse por todo Fuentes. Empujadas por las altísimas tarifas eléctricas, decenas de familias fontaniegas han decidido instalar paneles solares en sus tejados. En los cinco primeros meses de 2022 se han concedido 36 licencias municipales de obras para estas instalaciones, a las que habría que sumar otras que se hacen sin comunicación al ayuntamiento. De media, casi 8 instalaciones al mes. A este ritmo de expansión, cuando termine el año Fuentes podría rondar las cien instalaciones nuevas, según las fuentes consultadas por este periódico. En todo 2021 sólo hubo 14 licencias para instalaciones de estas características. Poco más de una al media.
Sobre el autoconsumo eléctrico, conviene saber que no todo son ventajas. Ni todo inconvenientes. La principal ventaja es el abaratamiento del recibo de la luz. El detonante de esta "fiebre solar" es el altísimo coste de las facturas eléctricas de los últimos meses. Las facturas de la luz han asustado tanto, que los consumidores se han lanzado a buscar en la energía solar alivio a sus maltrechas economías. El que pueda pagar el coste de la instalación, claro está, porque de entrada hay que hacerle frente a una inversión de cinco o seis mil euros, que es lo que viene a costar el equipo para una familia de tipo medio, sin incluir las baterías. Las baterías vienen a costar unos mil euros.
La modalidad "sin baterías" sirve para el consumo de la casa durante las horas del día que haya sol y para inyectar (vender) a la compañía eléctrica el excedente producido, excedente que compensará en parte el consumo que esa familia haga durante las horas de la noche. Contar con baterías tiene dos inconvenientes, el coste mayor de la instalación y el disponer de espacio para almacenarlas. A efectos de facturación esta elección tiene poca incidencia porque con baterías propias no hay que comprar o hay que comprar poca luz de noche, pero también se inyecta menos en la red porque el excedente de la producción durante el día se usa para cargar las baterías.
En cualquier caso, el ahorro en la factura mensual de la luz se nota de inmediato. Una de esas familias asegura que pasó de pagar cerca de 200 euros en el mes de diciembre de 2020 a 15 euros en el mismo mes de 2021, una vez compensado lo gastado con lo inyectado en la red. Las cuentas indican que la inversión puede quedar amortizada en ocho o diez años. Hay dos formas de abaratar la instalación: solicitando una subvención, que viene a ser pagar aproximadamente la mitad del coste total, o recurriendo al "hágalo usted mismo", que surte similar efecto. Los equipos se venden por internet y la instalación es simple. Un fontaniego que acaba de instalar por su cuenta uno de esos equipos por 3.100 euros.
Otra ventaja para el consumidor es la bonificación del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). En Fuentes hay ya unas 35 familias que pagan un 30 por ciento menos de este impuesto como compensación por haber instalado paneles solares. Esa desgravación del IBI es, de momento, sólo durante tres años. Lo probable es que se produzcan prórrogas en esa reducción del IBI porque todas las administraciones están empeñadas en incentivar el autoconsumo eléctrico, mucho menos dañino para el medio ambiente y más barato para la ciudadanía. La UE destina ingentes cantidades de dinero, gestionado por el Gobierno central y la Junta de Andalucía, para reducir la dependencia energética respecto de los recursos fósiles, no renovables.
Unos y otros insisten en que el autoconsumo particular o las comunidades energéticas son el futuro. Las comunidades energéticas son asociaciones creadas por vecinos de una zona o barrio para promover una instalación solar colectiva, con apoyo técnico y financiero de una institución. Repartido entre el vecindario, el coste de la inversión apenas se nota y encima tiene subvenciones mucho más cuantiosas que las particulares. En Fuentes, el ayuntamiento anunció hace más de un año la creación de una docena de comunidades energéticas para abaratar los costes de la luz en otros tantos barrios. Pero la lentitud de la burocracia puede hacer que cuando sean una realidad, si es que llegan a serlo, carezcan de interés para los consumidores porque la mayoría haya instalado sus propios sistemas de producción. Las cifras del crecimiento de instalaciones particulares indican que eso puede ocurrir.
Sea mediante equipos particulares o mediante comunidades energéticas, lo que nadie duda es que el aspecto actual de los tejados de Fuentes va a sufrir una transformación brutal. El impacto visual de los paneles solares puede acabar con la imagen actual de Fuentes vista desde el aire. La normativa sólo exige a los propietarios el retranqueo de los equipos tres metros por detrás de la fachada. Pero no siempre se cumple ese requisito a pesar de tener un casco histórico protegido como Bien de Interés Cultural, lo que en teoría impide que se introduzcan elementos que alteren el actual estado de conservación.
Lo cierto es que el fenómeno de las placas solares acaba de empezar y que, si no hay control, el daño estético puede ser considerable. Responsable municipal de urbanismo aseguran que el impacto va a ser importante, similar al que en su momento provocó el cableado de fibra óptica. El ayuntamiento no puede evitarlo porque sobre la norma local prevalecen las leyes que potencian el uso de energías renovables.
El resultado de todo lo anterior es que el sector eléctrico vive una lucha a brazo partido por hacerse con el favor del consumidor. Todas las empresas eléctricas llevan a cabo fuertes campañas de publicidad para convencer a sus clientes de que tienen la mejor oferta para aventurarse en el mundo del autoconsumo. En esto hay una aparente paradoja. ¿Qué ganan las empresas que venden luz promocionando el autoconsumo? Es como si los vendedores de coches animaran a sus potenciales compradores a desplazarse en bicicleta. Todo tiene su explicación. La primera explicación es que estas empresas se han lanzado a fabricar placas solares para venderlas. Mientras más instalaciones haya, más equipos venden. Primer negocio.
El segundo negocio de las eléctricas es más importante aún y consiste en convertir a millones de familias en generadoras de electricidad, producción que compran barata y venden cara a quienes no tienen estas instalaciones, especialmente las industrias. Y todo eso sin tener que invertir un céntimo en instalaciones ni que asumir costes de mantenimiento. De esta manera y al ritmo de crecimiento actual, al cabo de unos pocos años el país entero será una inmensa planta solar generando luz para esas empresas de forma casi gratis y sin tener que realizar grandes inversiones. Además, los ciudadanos han de asumir las posibles averías de contador para dentro y la renovación de las instalaciones cuando llegue el momento. Negocio redondo para las eléctricas, que siempre ganan.