Un regalo envenenado. Así ha sido calificado el asfaltado del camino de Tierras Nuevas. Tan estrecho ha quedado que no caben dos tractores que se crucen (en algunos puntos ni siquiera dos coches) y con cunetas tan hondas que ninguno se atreve a echar una rueda fuera del camino por miedo a volcar. La delegación de Urbanismo del ayuntamiento está buscando un arreglo, que consistiría en rellenar con zahorra parte de las cunetas, pero antes la Junta tiene que recibirlo de la empresa constructora Tracsa, que es la que lo ha asfaltado, y entregarlo al municipio. Cuando esté en sus manos, el ayuntamiento exigirá a la Junta que deshaga el entuerto que ha creado asfaltando un camino que nunca debió dejar de ser de tierra.
El problema arranca tres años atrás, cuando en febrero de 2020 la Junta ofreció a los ayuntamientos subvenciones para el arreglo de caminos agrícolas. Tenían que tener una longitud mínima de 5 kilómetros y conectar el pueblo con otros núcleos urbanos o de servicios. Fuentes presentó los dos caminos que cumplían esos requisitos, el de Tierras Nuevas y el de la Huerta Armero, con un presupuesto inicial de 721.000 euros. La Junta ha hecho los proyectos y adjudicado las obras a la empresa constructora Tracsa. De momento se ha hecho el de Tierras Nuevas, que ha soliviantado a los usuarios porque en vez de los seis metros de anchura que debía tener, se ha quedado en poco más de cuatro.
Para colmo, han quedado fincas sin entradas y las cunetas son tan hondas que se han convertido en un obstáculo que dificulta el cruce de los vehículos cuando superan los 4,2 metros del ancho de la calzada. Los agricultores han puesto el grito en el cielo diciendo que ese camino no sirve para lo que tiene que servir principalmente, el tráfico de tractores y maquinaria agrícola. El firme ha quedado perfecto, sin un bache, pero no es el adecuado para el tipo de vehículos al que se destina. Perfecto para una urbanización de chalets, no para soportar el tráfico de maquinaria agrícola.
En la cooperativa aseguran que, además de no servir para los agricultores, es peligroso. Los usuarios del camino son otros cuarenta agricultores. En el ayuntamiento reconocen que el arreglo del camino de Tierras Nuevas es un "regalo envenenado". Mejor hubiese sido dejarlo como estaba. Sobre todo, nunca debió asfaltarse un camino de uso agrícola porque, además de los defectos descritos, en el futuro su arreglo, cuando se deteriore, será mucho más costosos y dependiente de empresas de asfaltado. En poco tiempo se irá llenando de parches. Y rompe la estética de los campos de cultivo.
Ahora viene el arreglo del segundo camino, el de la Huerta Armero, cuyo proyecto es igual al de Tierras Nuevas. El ayuntamiento está intentando que Tracsa lo arregle de otra forma, pero el proyecto aprobado debe ejecutarse como se aprobó y presupuestó. Así que la posible solución es que a la hora de la ejecución de la obra se tengan en cuenta más las necesidades de los usuarios que el papel. Sobre todo, que las cunetas no se hagan restándole espacio a la calzada, que debe medir al menos seis metros. Hay un cierto compromiso de la empresa constructora en ese sentido. Pero las tiene todas consigo.
Ahora se trata de "arreglar el arreglo". El mal arreglo del camino de Tierras Nuevas. La idea que defienden en el ayuntamiento es devolverle a la calzada cincuenta o sesenta centímetros de cuneta por cada lado. Pero habrá que hacerlo con relleno de zahorra porque no hay dinero para ensanchar el asfaltado. Así, habrá parte de la calzada de asfalto y parte de tierra. Algo así como un arcén a cada lado, que se ganaría a las cunetas y que sirva para facilitar el cruce de vehículo. El problema es que no hay dinero presupuestado para ese arreglo, que no es poco porque se trata de cinco kilómetros de carretera. Las sinrazones políticas. No hay dinero para arreglar la carretera de Lantejuela-Osuna, pero sí para un camino que debería seguir siendo de tierra.