Planta de biogás, sí; planta de biogás, no. Estos días en Fuentes no hay espacio para los matices. Como en tantos otros proyectos de plantas de este tipo, o se está a favor o se está en contra. Sin opción a la ponderación, sin moderación. Fuentes de Información quiere escuchar y dar voz a unos y a otros. De forma sosegada, sin pasiones, lejos de la visceralidad tan común en los tiempos convulsos que corren. El primero en ser escuchado en esta serie de entrevistas es el responsable andaluz del área de Energías, Residuos y Cambio Climático de Ecologistas en Acción, Daniel López Marijuán, geólogo de profesión. Una voz alejada del ojo del huracán fontaniego. De entrada, Ecologistas en Acción no rechaza la instalación de plantas de biogás en Andalucía, aunque recomienda ser muy exigentes con los proyectos, con su ejecución y con su gestión diaria una vez en funcionamiento.
Pregunta.- ¿Planta sí o planta no?
Respuesta.- Desconozco el proyecto concreto de Fuentes, pero, en principio y en general, las plantas de biogás son necesarias. Son una buena solución al problema de los vertidos de residuos que tenemos en la actualidad. Producimos ingentes cantidades de purines, residuos urbanos e industriales, lodos de depuradoras, etcétera. También son interesantes como solución a la escasez y al encarecimiento del gas fósil como consecuencia de la guerra de Ucrania. La Unión Europea ha puesto en marcha un plan Repower para ir sustituyendo el gas fósil por el gas generado con esos residuos hasta alcanzar 35.000 millones de metros cúbicos en 2030. Dicho eso, lo importante no es oponerse a la construcción, sino exigir que las plantas garanticen no generen impactos ambientales como malos olores, que están situadas lejos del pueblo, que no haya accidentes en el manejo y circulación de camiones no pasa por lugares habitados.

P.- ¿Qué garantías hay de que eso no va a ocurrir?
R.- La única garantía es que la población conozca bien el proyecto concreto, que compruebe que está correctamente dimensionado, que la tecnología empleada es segura y que los residuos tendrán en el futuro un manejo correcto. Los residuos han de estar perfectamente caracterizados, especialmente los purines y los lodos procedentes de depuradoras, que son los más difíciles de manejar y pueden producir malos olores. Los camiones han de ser herméticos. El manejo seguro existe, pero es caro. Por eso es necesario que la población esté alerta para evitar que las empresas ahorren en gastos de seguridad.
P.- Hay mucha confusión en torno a experiencias de plantas ya en funcionamiento.
R.- Experiencias hay para todos los gustos, buenas, malas y regulares. Ha habido plantas descontroladas y plantas absolutamente seguras. Por eso hay que estar siempre alerta. Los ayuntamientos no pueden actuar sin transparencia y sin contar con la opinión de sus vecinos. La información y la participación son fundamentales en este tipo de gestión de los residuos.
P.- ¿Cuántas plantas y proyectos de plantas hay en Andalucía?
Plantas todavía hay pocas, pero van a proliferar como las setas porque son necesarias y rentables. Tantas habrá, que dudamos de la capacidad de las administraciones para hacerles un seguimiento adecuado.

P.- Si son necesarias, ¿a qué responde que haya tanto rechazo?
R.- La población quiere mantener su patio limpio y que las basuras las asuma otro. Nadie quiere porquería cerca. Es un problema socialmente complicado, aunque el proceso tecnológico de metanización es fácil. Consiste en la fermentación anaeróbica (sin oxígeno) para producir gas metano y su posterior depuración para uso calorífico, eléctrico o para inyectarlo directamente en la red de Enagás. Ese proceso exige un diseño adecuado, una operación segura y un mantenimiento permanente. Si no se hace bien puede tener consecuencias ambientales.
P.- Si una vez instalada la planta hay malos olores, ¿tiene solución?
R.- Sí, claro, basta con corregir lo que se haya hecho mal. Pero para eso, insisto, lo fundamental es que la población esté informada, tenga cauces de participación y sea muy exigente con las empresas. Estas empresas tienden a resaltar sólo el lado positivo de sus proyectos y a minimizar el lado negativo. Nadie puede garantizar la seguridad al cien por cien, por lo que es preciso estar vigilantes y no dejarlo todo en manos de los técnicos ni de los promotores. La sociedad civil ha de hacer su papel de vigilancia. Sólo una ciudadanía activa garantiza su propia seguridad.