Plaguicidas, herbicidas, abonos nitrogenados, trialometanos. Cada vez son más frecuentes las alertas de salud al detectarse niveles de contaminación por encima de lo permitido en el agua de consumo público. En diciembre de 2020 fue el benceno, en febrero de 2021 fue el MCPA... En este momento, el pantano del Retortillo está al 48 por ciento de su capacidad y el de Bembézar al 46 por ciento. A pesar de la fuertes sequía, el suministro a los 205.000 habitantes de la zona está asegurado para los próximo 3 años.
La probabilidad de que aparezcan contaminantes en el agua de consumo es cada vez mayor. Por tres razones: porque cada vez se emplean más productos químicos en la agricultura, porque hay más vigilancia en los sistema de suministro y porque el grado de exigencia legal de la calidad del agua es mayor. Eso hace que las empresas potabilizadoras y suministradoras de agua se vean obligadas a destinar ingentes cantidades de dinero a tratar de eliminar todos los contaminantes que contiene el agua de consumo humano. El Consorcio de Abastecimiento y Saneamiento de Aguas Plan Écija, que suministra en alta el agua que llega a Fuentes, gasta al año 1,2 millones euros en eliminar contaminantes.
Eso es así porque en los alrededores de los embalses del Retortillo y Bembézar, de donde procede el agua que surte a la comarca de Fuentes, antes sólo había montes y ahora casi todo está cubierto de olivares. Por supuesto, tratados generosamente con plaguicidas. Dice Ignacio Freire, director gerente del consorcio que "sería más rentable pagarles a los agricultores de los alrededores de esos embalses la posible merma de la producción por no usar productos químicos que gastar tanto dinero y esfuerzo en potabilizar el agua que contaminan con sus tratamientos. Fuentes de Información ha recorrido el trayecto que hace el agua desde la presa del Retortillo hasta el depósito de suministro a Fuentes.
Lo primero que llama la atención es el largo viaje que tiene que hacer el agua desde que es captada en los embalses de Sierra Morena hasta los grifos de Fuentes, Écija, La Luisiana, Osuna, La Campana, Cañada... Nada menos que 65 kilómetros de recorrido hasta llegar a Fuentes. Tarda cuatro días en ser conducida, tratada, decantada, filtrada y "envasada" en cañerías que la llevan al consumidor de Fuentes. Hasta Morón, el punto más alejado del sistema de suministro, el trayecto es superior a los cien kilómetros. El proceso que se sigue en la potabilizadoras recuerda mucho al funcionamiento de cualquier fábrica: captación de materia prima, manipulación, tratamiento, envasado y transporte. "Efectivamente, somos igual que una fábrica que produce un alimento básico, el agua", confirma José Antonio Linares, químico de profesión y director técnico del consorcio. Y como el alimento que es, el agua tiene que reunir óptimas condiciones higiénicas.
El punto de captación del agua que consume la comarca está en la presa de derivación del Retortillo, donde se junta con las aguas conducidas desde el pantano de Bembézar. Los dos embalses suman un total de 400 hectómetros cúbicos. En este momento, la sequía hace que estén por debajo del 50 por ciento de su capacidad. Sin embargo, los 205.000 habitantes de los 22 pueblos que dependen de este consorcio (16 de la Campiña más 6 de la Sierra Sur) tienen el suministro asegurado por lo menos para tres años, según José Antonio Linares. El consorcio cuenta con 91 empleados para este servicio y un presupuesto de 20 millones de euros, de los que 2 millones se destinan a pagar la energía que se utiliza para bombear y depurar, 1,2 millones a productos químicos para potabilizar, 4 millones a nóminas y 1 millón a pagar el agua. Al bono social se destinan 200.000 euros.
Es llamativo que el punto de captación del agua esté más bajo que los pueblos donde se hace el tratamiento y donde se consume. Eso significa que hay que echar mano de un potente dispositivo de bombeo, con el consecuente gasto de energía eléctrica. El punto de captación, en el Retortillo, está en la cota 90 y la estación de tratamiento de Écija, en la cota 150. Osuna está en la cota 280 y Morón en la 300, lo que obliga a nuevos bombeos a lo largo del trayecto. El primer desnivel, desde el Retortillo hasta Écija, de 60 metros, es salvado mediante cinco bombas (Foto de arriba), cada una con fuerza para elevar el agua a 140 metros de altura, aunque trabajan muy por debajo de su capacidad para ahorrar energía. La mayor parte del año, dependiendo de la demanda de consumo, trabaja una de las cinco. Las otras cuatro están de reserva por si falla la primera.
El sistema de bombeo y tratamiento en la estación de Écija requiere destinar al consumo eléctrico 2 millones de euros. Otra partida de gasto importante es la compra de reactivos para contrarrestar la contaminación del agua, tanto la procedente de los plaguicidas como las orgánicas que se encuentran en la naturaleza: hierro, manganeso, microorganismos... El primer tramo que lleva el agua desde el Retortillo hasta Écija, mediante una tubería hermética, es de 36 kilómetros (Foto de abajo). A pie de presa ya se somete al agua al primer tratamiento químico: se le incorpora permanganato potásico para eliminar el hierro y el manganeso, materia orgánica que contiene el agua en la naturaleza.
Una vez el agua llega a la estación potabilizadora de Écija es sometida, primero, a tratamiento mediante carbón activado, un producto que tiene la capacidad de atrapar los contaminantes en sus micro poros. El episodio de alerta sanitaria de diciembre del año pasado se debió a que la partida de ese carbón activado llegó contaminado de benceno. Después del tratamiento, al agua se le elimina al agua el carbón mediante un floculante (convierte el carbón en grumos), y se le añade cloro. Pasa entonces a unas piscinas de lecho de arena para su filtrado. Desde ese momento, el agua está en condiciones de ser consumida. El depósito donde se guarda para el consumo tiene una capacidad de 50.000 metros cúbicos. Es lo que consumen los 205.000 habitantes del sistema en un día.
Fuentes consume 450.000 metros cúbicos al año, unos 1.000 metros cúbicos al día en invierno y unos 1.500 metros cúbicos al día en verano. Eso equivale a unos 173 litros por persona al día, muy por debajo de los 250 litros considerados aceptables. El consorcio capta, trata y suministra el agua en "alta", es decir desde el embalse hasta la entrada en Fuentes. Al por mayor. El consorcio es una empresa pública cuyos propietarios son los ayuntamientos que lo componen. En cambio, en el caso de Fuentes, el suministro en "baja" corresponde a Aqualia, empresa privada que tiene la concesión hasta 2024. Écija, Morón, Marchena, Osuna y Fuentes tienen suministro privado, mientras que en las otras localidades lo hace CIAR (Ciclo Integral de Aguas del Retortillo), ente instrumental del Consorcio. Todos los ayuntamientos están descontentos del servicio que prestan las empresas privadas y es probable que rescaten las concesiones para otorgárselas al consorcio. Morón lo hará el próximo 19 de junio.
El consorcio de abastecimiento de aguas del Plan Écija está inmerso en un plan de modernización y ampliación que supone la inversión de 77 millones de euros, según Ignacio Freire. El primer paso va a ser ampliar la estación potabilizadora de Écija, por un montante de 11 millones de euros. El segundo será la ampliación y modernización de la red de distribución de agua, con un presupuesto de 49 millones de euros, financiados por la UE. Esto último implica llevar el agua de los embalses de Sierra Morena hasta la Sierra Sur: Estepa, Casariche, Lora de Estepa...
El consorcio suministra agua ahora a 17 pueblos de la Campiña (15 municipios, una pedanía (El Campillo) y un a ELA, (Isla Redonda) y a la Sierra Sur: La Puebla de Cazalla, Marinaleda, El Saucejo, Martín de la Jara, La Roda de Andalucía, Los Corrales, Algámitas y Villanueva de San Juan. Estos municipios suman unos 20.000 habitantes. Con la ampliación futura, se incorporarán otros 40.000 habitantes de localidades como Estepa, Aguadulce, Gilena, Pedrera, Casariche... En total, más de 250.000 habitantes englobará el sistema de suministro.